Quien a buen árbol se arrima...

Cambiar más por mejor

Cambiar más por mejor deberá ser una de las estrategias personales que nos ayude a reinventarnos en el nuevo escenario que va a ir surgiendo en...

Publicado: 13/05/2020 ·
14:06
· Actualizado: 13/05/2020 · 20:37
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Autor

Manuel Ruiz

Manuel Ruiz es biólogo y ocupa el cargo de presidente de la Asociación Ecologista GEA de Jaén

Quien a buen árbol se arrima...

Cuaderno sobre la importancia de ser responsables medioambientalmente y otras cuestiones culturales y patrimoniales de Jaén

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Cambiar más por mejor deberá ser una de las estrategias personales que nos ayude a reinventarnos en el nuevo escenario que va a ir surgiendo en la incorporación progresiva de la normalidad. Se trata de iniciar una reconversión donde la preponderancia de la cantidad vaya transmutándose en calidad. Se trata de dejar de depender de tantos apegos, de hacer más liviano nuestro equipaje para poder afrontar el cambio al que nos impulsan las nuevas oportunidades. El exceso debe dar paso a la excelencia. 

Cambiar más horas dedicadas a cosas fugaces, inapreciables por su insignificancia, por horas empleadas en lo que serán los mejores recuerdos, los más bellos y valiosos.

Cambiar más “me gustas”, más “post”, más contenidos y amigos virtuales por la compañía del mejor amigo del ser humano, que además del perro, es otro ser humano.

Cambiar más ocio anodino anclado ante una pantalla por tiempo libre lleno de la mejor imaginación guiada por los innumerables relatos que produce el genio humano.

Cambiar más compras de objetos que sabemos que no necesitamos por un uso mejor del tiempo que el de ganar el dinero necesario para esas compras absurdas.

Cambiar el consumo de más vino malo, jamón medio crudo y queso insípido por menos pero mejor vino, jamón curado y queso sabroso.

Cambiar más y más kilómetros de viajes a los mismos lugares comunes con personas que no salen en la foto de nuestra memoria, por el mejor itinerario y la compañía que provoque las mejores experiencias.

Cambiar más compras de alimentos producidos en lugares más lejanos para más platos que no acabamos comiendo por la mejor cantidad de alimentos de la mejor cercanía para la mejor comida que no sobrará.

Cambiar más supersticiones y creencias en la efectividad de ritos por la mejor actitud, aptitud y cualificación.

Cambiar más palmas por la mejor financiación.

Cambiar más competitividad por la mejor cooperación.

Cambiar más palabras soeces, injuriosas y cargadas de odio y de “verdad” por el mejor silencio, preñado de opinión y convicciones, pero ajeno al enfrentamiento estéril.

Cambiar más fantasías que invaden nuestra mente de maleza por sueños e ideales que proporcionan un mejor sentido a la vida.

Cambiar más superficialidad frágil llena de aristas cortantes a los demás, por una fuerte vida interior, con el mejor apoyo para quienes nos rodean.

Cambiar más casas que quedan vacías por el mejor hogar, siempre habitado.

Cambiar más pánicos paralizantes por el mejor miedo, aquel que activa el coraje.

Cambiar más y más dependencias a sustancias, personas o ideas por la libertad plena, el mejor ejercicio de la voluntad.

Cambiar más derroche por el mejor uso y aprovechamiento.

En definitiva, cambiar más figuraciones ficticias como imágenes devueltas por mil espejos, por la mejor representación de uno mismo, su alma despierta.

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