Quien a buen árbol se arrima...

La estrategia de la "Y"

El antropólogo Gilbert Durand definió tres grandes imaginarios que caracterizan escenarios mentales para comprender la realidad y tomar decisiones...

Publicado: 15/04/2020 ·
11:40
· Actualizado: 15/04/2020 · 11:40
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Autor

Manuel Ruiz

Manuel Ruiz es biólogo y ocupa el cargo de presidente de la Asociación Ecologista GEA de Jaén

Quien a buen árbol se arrima...

Cuaderno sobre la importancia de ser responsables medioambientalmente y otras cuestiones culturales y patrimoniales de Jaén

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El antropólogo Gilbert Durand definió tres grandes imaginarios que caracterizan escenarios mentales para comprender la realidad y tomar decisiones: en el primero la opción A es antagónica de la opción B, en el segundo ambas opciones se confunden y en el tercero, A y B se integran. Todos tenemos la capacidad de operar mentalmente con las tres opciones, pero generalmente prevalece una sobre las demás. Las tres estrategias son necesarias en algún momento de la vida, y ahora la que debería predominar en nosotros y en la sociedad es la de la “Y”, el “tercer incluido”, el principio hermético de llegar a la unidad desde la multiplicidad. Es imprescindible que A y B se integren, es decir, se busquen los acuerdos, los puntos en común para construir un futuro necesariamente común. Confucio sentenciaba “aquel que procura asegurar el bienestar ajeno está asegurando el propio” en línea con la estrategia del “Y”.

El filósofo político John Gray afirma en un magnífico artículo que “la era del apogeo de la globalización ha llegado a su fin” a causa de esta pandemia, que “el capitalismo liberal está en quiebra”. La globalización se ha basado en la deslocalización, la difuminación de las fronteras, la renuncia de cada territorio a disponer de sus propios recursos indispensables, y esta crisis planetaria ha puesto de manifiesto las grandes debilidades de una estrategia global basada en el segundo escenario descrito por Durand, la dilución de las opciones (A y B se desdibujan).

La alternativa a la hiperglobalización que se va perfilando es la fortaleza de los nacionalismos, que ya empezaron a activarse, con su potencialidad de intolerancia, xenofobia y supremacismo. No es desde luego la mejor alternativa y en estos días, el nonagenario pensador Edgar Morin alerta “contra los peligros del darwinismo social”. John Gray lo dice de manera diáfana: ¿qué libertades querremos recuperar después de la pandemia y cuales estaremos dispuestos a sacrificar? Es el primer escenario: A o B, ambos antagónicos.

Como tantas veces ocurre, lo menos probable que ocurra es la mejor solución: la estrategia de la “Y”, A y B. No sabemos cual será el escenario mundial dentro de un año, ni siquiera qué normalidad tendremos cuando se culmine la “desescalada” (qué palabra tan fea) de esta crisis sanitaria, pero seguro que nos va a ir mejor como sociedad si adoptamos a nivel individual la integración de los pares de opuestos. Para ello tenemos que abandonar los frentismos, las etiquetas, la posición del disparo automático, la incapacidad de buscar un común denominador en el rival, porque es necesaria la implicación de todos. También necesitaremos una buena dosis de imaginación creadora, que permita superar el bloqueo al que se llega entre la necesidad y la insatisfacción de la misma, situación que será el detonante de la inminente crisis social.

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