Quien a buen árbol se arrima...

Leonardo

Con solo leer su nombre, Leonardo, seguro que una buena parte de los lectores han pensado de inmediato en la figura del genio renacentista, del que...

Publicado: 28/05/2019 ·
23:08
· Actualizado: 28/05/2019 · 23:08
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Autor

Manuel Ruiz

Manuel Ruiz es biólogo y ocupa el cargo de presidente de la Asociación Ecologista GEA de Jaén

Quien a buen árbol se arrima...

Cuaderno sobre la importancia de ser responsables medioambientalmente y otras cuestiones culturales y patrimoniales de Jaén

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Con solo leer su nombre, Leonardo, seguro que una buena parte de los lectores han pensado de inmediato en la figura del genio renacentista, del que el pasado 2 de mayo se cumplió el V Centenario de su muerte, efeméride que está siendo aprovechada por instituciones y asociaciones de todo el mundo (y en Jaén también) para dar a conocer su vida y obra.

Leonardo da Vinci es el prototipo del hombre del Renacimiento: artista, inventor, ingeniero, científico, divulgador, filósofo. Representa como muy pocos ese ideal renacentista del ser humano global. Es muy pertinente aprovechar este aniversario de cifras redondas, como excusa para acercarse a conocer y disfrutar de toda su obra, de toda su genialidad, que es un poderoso alimento para la imaginación y la sensibilidad, la curiosidad y la fascinación, y muy apropiado para contrarrestar el reguero de “perlas” simplonas, viscerales y cejijuntas, que como en un campo de boñigas, uno tiene que ir con cuidado para no verse impregnado por ellas en las redes sociales.

Hay una idea que me atrae especialmente de este arquetipo del ser humano renacentista. Me refiero a la propia búsqueda de la esencia, que debería impregnar todas las acciones. El prototipo renacentista está interesado por todo lo humano, pero no por cualquier faceta del hombre, sino por la excelencia, la consecuencia de desarrollar lo mejor de sí mismo, en armonía con los cánones naturales.

Frente a la rígida e impermeable jerarquía medieval, el Renacimiento trae una revolución que hoy es más vigente si cabe. La reivindicación de que todos los seres humanos somos excelentes, al menos en potencia, todos, por el simple hecho de ser seres humanos, somos excelentes, sin saberlo la inmensa mayoría de las veces. Todos podemos encarnar ese ideal del Hombre del Renacimiento, y para alcanzarlo, la formación es una de las claves. La filosofía platónica fue redescubierta en los grandes epicentros del frenesí renacentista, y para Platón, la educación es el pilar de todo, también de conocer y desarrollar la propia excelencia. Educación basada en la actividad física y la actividad de las Musas, que abarcan la poesía, las artes, la música, el escenario y las ciencias.

Y esta puede ser la clave del ser humano del Renacimiento: buscar, seguir a todas las Musas, desarrollar esa esencia interior que produce la flor de la excelencia, el Bien platónico. Bienvenido Leonardo, de rabiosa actualidad.

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