Quien a buen árbol se arrima...

Dioramas interiores

Estas fiestas he vuelto a tener la satisfacción de ver todos los belenes que participaban en el concurso del Ayuntamiento, y me reafirmo en lo que escribí...

Publicado: 25/12/2018 ·
21:58
· Actualizado: 25/12/2018 · 21:58
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Autor

Manuel Ruiz

Manuel Ruiz es biólogo y ocupa el cargo de presidente de la Asociación Ecologista GEA de Jaén

Quien a buen árbol se arrima...

Cuaderno sobre la importancia de ser responsables medioambientalmente y otras cuestiones culturales y patrimoniales de Jaén

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Estas fiestas he vuelto a tener la satisfacción de ver todos los belenes que participaban en el concurso del Ayuntamiento, y me reafirmo en lo que escribí hace un par de años sobre ellos: aparte del sentimiento religioso con el que cada cual los hace o los contempla, los belenes son cultura, porque suponen la creación de un relato. Y aunque la historia es necesariamente la misma, la plasticidad con que puede ser narrada visualmente, es un auténtico ejercicio de imaginación creadora.

La imaginación es la función mental que más nos caracteriza como seres humanos. Con ella generamos un escenario interior en el que hacemos pasar infinitas imágenes, y gracias a esta facultad podemos representarnos todo lo que está fuera del alcance de los sentidos, todo lo que es pero no puede percibirse.

Con la imaginación podemos visualizar nuestro proyecto de vida, la mejor versión de nosotros mismos, las soluciones a nuestros problemas más recónditos. Gracias a esa posibilidad ilimitada de representación, podemos acceder al mundo de lo sagrado, en el sentido más religioso y en el más laico del término, es decir, aquella realidad en la que se percibe el sentido de la vida, de la mano de los más altos ideales o de la mística más sublime.

Es una tradición, la de hacer belenes, que debe fomentarse a través de la creación de iniciativas (como una asociación de belenistas, que no existe) que faciliten el contacto entre los que crean belenes, actuales y potenciales. También la realización de talleres (que no están programados) que prendieran la mecha de la imaginación, para iniciarse en este mundillo con las propias manos.

¿Por qué creo que es positivo promover la práctica de los belenes? Por la historia que cuentan. No soy una persona especialmente religiosa, pero la del belén es una historia de esperanza, de abrir la puerta a la posibilidad de un futuro mejor.

Lo de menos es si el belén es napolitano o costumbrista, si las escenas están mezcladas, si hay anacronismos, si hay mecanismos de efectos o luces. Lo más importante es encender la imaginación en la creación de esa historia, que desarrolla muchos caminos interesantes que confluyen en lo mejor de uno mismo, ese ámbito en el que todo ser humano es excelente.

Lo más importante no es la plasmación física del belén, sino la creación previa de esos dioramas interiores en los que la acción protagonista es la esperanza. Imaginar algo es sembrarlo; imaginar esperanza en un futuro mejor, es dar el primer paso para alcanzarlo.

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