Quien a buen árbol se arrima...

El mar de olivos

El mar de olivos es una excelente metáfora de la inmensa extensión olivarera de nuestra provincia, que se prolonga hasta el horizonte, e incluso...

Publicado: 22/11/2018 ·
12:22
· Actualizado: 22/11/2018 · 12:22
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Autor

Manuel Ruiz

Manuel Ruiz es biólogo y ocupa el cargo de presidente de la Asociación Ecologista GEA de Jaén

Quien a buen árbol se arrima...

Cuaderno sobre la importancia de ser responsables medioambientalmente y otras cuestiones culturales y patrimoniales de Jaén

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El mar de olivos es una excelente metáfora de la inmensa extensión olivarera de nuestra provincia, que se prolonga hasta el horizonte, e incluso en muchos puntos, el relieve suave en forma de lomas y colinas, aporta la sensación del movimiento marino. Es un paisaje singular que debe de impactar a todo aquel que atraviesa Despeñaperros por primera vez, y que a mí, jiennense por los cuatro costados, que además tengo mi actividad profesional ligada a este cultivo, siempre me deja boquiabierto.

Ahora entramos en una época excitante: el momento previo al inicio de la cosecha, que para este año se espera sea la segunda más grande de la historia, con los olivos “doblaos” y la perspectiva de millones de jornales, de riqueza para nuestra provincia, pobre entre las pobres. Y me gustaría que se reconociera más la labor de las personas que asesoran técnicamente a los olivareros (muchos de ellos propietarios, sin perfil profesional de agricultor), la mayoría enmarcados en Agrupaciones de Producción Integrada. Son, les conozco bien a muchas y muchos, grandes profesionales, que tienen que navegar entre “muchos jefes”, una burocracia excesiva y el “toda la vida de Dios” que impide el despliegue del conocimiento científico y desarrollo tecnológico. A ellos se debe que en este mar de olivos no se produzcan más naufragios de los que hay.

Y como pasa con la mar océana, nuestro mar de olivos también sufre agresiones, más serias de lo que se conoce y se reconoce habitualmente. La primera agresión es la indiferencia del consumidor. ¿Cuántos sabemos distinguir un aceite virgen extra de otro sólo virgen, un aceite picual de un arbequino, un aceite con defectos de otro sin ellos? ¿Cuántos exigimos aceiteras de un solo uso? ¿Cuántos vamos a comprar a la cooperativa más cercana?

También sufre agresiones ambientales, algunas de las cuales pueden hipotecar su futuro. La más alarmante es la intensa erosión por un manejo inadecuado de las “malas hierbas”; pero también es preocupante la pérdida de biodiversidad, que redunda en una pérdida de rentabilidad, o el abuso de fitosanitarios, muchas veces de manera innecesaria, que puede dar lugar a la aparición de residuos.

En definitiva, felicitémonos por esta riqueza tan nuestra, pero lector, si eres consumidor acude más a los aceites de tu población, aprende a conocer y disfrutar del mundo del aceite. Y si eres productor, acude más a un asesor técnico “independiente”. No te arrepentirás.

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