¡Qué cosas!

¿Disculpe el señor?

Una de las cosas más preocupantes de esta Europa egoísta, aturdida y sin memoria es, esa falta de sensibilidad ante los que escapan

Publicado: 24/06/2019 ·
18:00
· Actualizado: 24/06/2019 · 18:01
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  • Cruz Roja presta atención a refugiados. -
Autor

Juan Diego Morales Arroyo

Juan Diego Morales Arroyo es periodista y ocupa el cargo de director de contenidos de viva Málaga

¡Qué cosas!

En el blog 'Qué cosas' se hace un análisis de lo que ocurre, lo cotidiano más increíble. El porqué si eso, otro día

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Desgraciadamente uno, por tener orejas (también me refiero a las digitales) oye demasiadas tonterías. Cada día más. A cada paso más insidiosas. Cada vez más cercanas al odio y al frentismo que provocan los estrechos, los retrógrados, los intolerantes, los que hacen de su miedo un escudo inhumano. Contra ello, desde luego, más día a día, más lucha, más humanidad.   Sobre la llegada por mar de africanos y africanas se ha dicho de todo, y cada barbaridad… que es una de las cuestiones que demuestra de qué está hecho cada uno, que deja en evidencia a los desalmados y nos pone frente a cómo somos y hasta qué punto, incapaces de ponernos en la piel del otro (sobre todo si además es más oscura que la que consideramos nuestra). Cada vez que alguien es incapaz de calibrar el riesgo de muerte al que se somete quién se echa al mar en una frágil embarcación y lo hace paradójicamente para salvar la vida, no sentir un mínimo de empatía ni compasión, un escalofrío me sigue recorriendo, pese a que uno piensa que a ciertas alturas de la parca existencia ya se debe estar curado de todo. Los más divertidos, los que dicen que hay que regular, que tiene que existir previamente un acuerdo recíproco entre el que huye y el que recibe, y papeles de por medio. Cómo si exigiéramos papeles a quienes mantienen a los pueblos en la miseria, a quienes legislan contra los que tienen cierta opción sexual, a aquellos que resuelven las diferencias políticas con la cárcel o la ejecución, a los que mutilan a las niñas y tantos etcéteras. Pedir a quién se está jugando el pellejo, a quién aspira a una vida mejor o simplemente a no perderla, tanto para él como para los suyos, es como decir a alguien al que van a golpear que no se defienda y que lo que tiene que hacer es llamar a la Policía. Vaya, que si somos culpables del infierno, no podemos pretender cerrar las puertas a que los que huyen de él.

Una de las cosas más preocupantes de esta Europa egoísta, aturdida y sin memoria es, esa falta de sensibilidad que muestra ante los que escapan de los desastres cotidianos en Oriente Próximo, Asia, Latinoamérica y sobre todo, África; esas puertas puestas al mar que arrojan cada día un saldo más terrible de víctimas: esas políticas antipersonas que convierten además a la gente común en intolerantes y xenófobos; también, que estemos asumiendo el discurso de rechazo su realidad espeluznante sin salir a exigir a quienes mandan, con nuestra voz y nuestro voto, que las cosas deben ser de otra manera , que acoger no es claudicar, sino que nos convierte en mejores personas, en mejores naciones, en mejor continente.

Por eso a nivel individual y colectivo nos lo tenemos que hacer ver, para que el negocio para tantos no sea tan sencillo como mandar un sms al 908 de turno y todo resuelto, que además, ya no tienes que ir ni a confesar ni a que te absuelvan los pecados.

Ya lo cantaba Joan Manuel Serrat: “Disculpe el señor si le interrumpo, pero en el recibidor hay un par de pobres que preguntan insistentemente por usted. No piden limosnas, no... Ni venden alfombras de lana, tampoco elefantes de ébano. Son pobres que no tienen nada de nada. No entendí muy bien sin nada que vender o nada que perder, pero por lo que parece tiene usted alguna cosa que les pertenece”.

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