Con su bagaje de los últimos años, lo primero que se impone es preguntarle si está muy calificado para dar consejos sobre la crisis, lo que le lleva a contestar, en una entrevista con Efe, que en este título no habla tanto de economía y de dinero “sino de que la crisis, que no es buena en absoluto, tiene una dimensión que te transporta a territorios que sin ella no explorarías nunca”.
Publicada por Aguilar en castellano y Pòrtic en catalán, La buena crisis completa la trilogía que inició hace unos años con La buena vida y La buena suerte, en las que también incidía en la necesidad de perseverar y de bucear en la conciencia de cada uno para encontrar nuevas oportunidades.
En esta ocasión, el foco lo pone en los cambios de vida, buscando provocar al lector, aunque también su complicidad, con aseveraciones como que el sufrimiento “no es definitivamente malo si puede servir para transformarte”.
El libro está conformado por un total de 29 cartas que acaban con una posdata que le sirve a su autor para reforzar las tesis que defiende en cada uno de estos textos.
“Quizá deberíamos cuestionarnos a menudo si el niño que fuimos se siente orgulloso del adulto que somos.
Este simple ejercicio de reflexión da mucho de sí”, es un ejemplo de apostilla de capítulo.
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