Este fue el resultado de la elección -en segunda vuelta- de la presidenta del Congreso, Meritxell Batet. Éste es el estado de la situación política del Congreso. Dos conclusiones: la primera, que la distancia entre el bloque de la derecha y de la izquierda es de 16 votos, lo que dificulta cualquier votación de censura en esta legislatura, como sí sucedió en la última de Rajoy. Claro, que tiene que haber gobierno previamente para que haya moción. La segunda, que la mayoría absoluta está lejos. Imposible para la derecha, más cercana para la izquierda. Le faltan 10 votos. Los que tiene Ciudadanos, que está en la órbita del PP y que va camino de su integración, a medio plazo, en el partido conservador. No parece que tenga futuro fuera, ante su decisión de bailar exclusivamente en el ámbito de la derecha, abandonando su papel centrista de pactar con unos o con otros.
El orden de las vicepresidencias ha atribuido la primera al PSOE, la segunda al PP, la tercera a Podemos y la cuarta a Vox. Podemos ha superado a Vox con la ayuda de diputados del PSOE y de nacionalistas. En las secretarias sí ha quedado excluido Vox por la concertación de la izquierda. No ha habido el “cordón sanitario” que le planteó el PSOE al PP, ni el PP ha logrado cuartear a Vox para que cediera un puesto a Ciudadanos en detrimento no de los suyos sino de los de Vox. Vox, en esta ocasión, ha conseguido su objetivo a medias. Que la ultraderecha esté en la mesa del Congreso no es ni un regalo ni un castigo sino consecuencia de un resultado electoral. Podemos ha salido reforzado al lograr dos secretarias. PSOE y Podemos han conseguido seis puestos en la mesa en tanto que PP y Vox sólo tres. Cálculos fallidos del PP. Las relaciones entre PP y Vox han terminado muy dañadas.
La nota de reconciliación con el electorado la ha puesto el barbudo valleinclanesco presidente de la mesa de edad del Congreso, el socialista Agustín Zamarrón, que ha pedido perdón a los españoles: ”Pido perdón al pueblo español, soberano único, por el incumplimiento en la XIII legislatura del trascendente mandato constitucional de otorgar gobierno a la nación”. Y una buenísima y simbólica noticia, una jueza contra la violencia de género, Pilar Llop, presidenta del Senado.
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