Celda 211 se pudo ver en la sección paralela Jornadas de los Autores-Días Venecianos –en la que se exhibirá este fin de semana Gordos, de Daniel Sánchez Arévalo–.
“Venir a Venecia no es una nadería, pero encima esta recepción tan positiva es la gloria”, afirmó Monzón en una entrevista con Efe, en la que se mostró “satisfecho y orgulloso del resultado”.
La película, basada en una novela de Francisco Pérez Gandul, cuenta la historia de un motín en una cárcel en el que se ve envuelto un funcionario de prisiones (el debutante Alberto Ammann), que estaba visitando el centro un día antes de incorporarse a su nuevo puesto de trabajo.
Pero más allá de ser una historia carcelaria, el objetivo era contar “cómo una persona enfrentada a una tensión excepcional no es la persona que creía ser”.
“Es un hombre normal que se ve atrapado en una violencia extrema. Nuestras reacciones nos pueden sorprender para bien y para mal y hay momentos en los que te preguntas: ¿Quién soy?”.
Y el hecho de estar ubicada en un espacio tan restringido como una cárcel es muy positivo para el desarrollo de la historia, especialmente en el tipo de centro penitenciario en que se rodó, cerrado desde hacía doce años y con aspecto antiguo y decadente.
“Quedan pocas cárceles en España como la que sale en la película”, destacó el director, que insistió en que no ha tratado de hablar de la realidad de las prisiones españolas a pesar de que la historia tiene una lectura sociopolítica por su estilo semidocumental.
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