La ola de solidaridad que han liderado una decena de comunidades y más de 200 municipios españoles que se han ofrecido de inmediato para acoger a los 629 migrantes que viajan a bordo del barco Aquarius no puede encontrar, a priori, ningún reparo, sino todo lo contrario. Es plausible que Cataluña, El País Vasco, la Comunidad Valenciana, Extremadura, Baleares, Navarra, Cantabria, La Rioja, Castilla León y Castilla La Mancha hayan saltado como un resorte para dar una respuesta comprometida ante una situación humanitaria de emergencia dada la actitud impasible de la Unión Europea frente al drama migratorio.
Con todo, me van a permitir que me aleje de los vítores generalizados porque percibo en esta corriente una demostración soberana de hipocresía. Ojalá esté equivocado, pero los precedentes confirman que estos territorios en pocas ocasiones -por no decir ninguna- dieron la cara ante el flujo de magrebíes y subsaharianos que huyen del hambre y la guerra. ¿Dónde están esas comunidades y esos municipios cada día que llegan a las costas andaluzas 500, 300, 200 o 70 inmigrantes repartidos en pequeñas embarcaciones hinchables a remo?
Contrasta el nervio que han demostrado muchos dirigentes políticos para colgarse medallitas por un buque que tiene ahora todos los focos mediáticos, cuando antes estos gobiernos autonómicosy municipales no se dieron los mismos golpes de pecho, especialmente en los últimos meses para ayudar a Andalucía ante el enorme esfuerzo que está haciendo para acoger a miles de inmigrantes todas las semanas, incluidos los casi 2.000 menores inmigrantes no acompañados en lo que llevamos de año. Como espetaron con enorme tino en el debate de ‘Acento Andaluz’ en Ondaluz Tv la pasada semana las diputadas autonómicas del PSOE y de IU, Beatriz Rubiño e Inmaculada Nieto, respectivamente, “esto no va de quedar bien y ponerse medallas (…) sino de ofrecer una respuesta coordinada”. Resulta perentorio un reparto nacional de esfuerzos visto, sobre todo, que debemos albergar pocasesperanzas de que Europa coja el toro por los cuernos. Y es que, para hablar de hipocresía, andan bien despachados también en Bruselas que hace sordina ante un país, como Italia, que contraviene el Derecho Internacional y niega el auxilio a un buque con problemas en alta mar. Sin embargo, cuando un Estado miembro se salta el déficit, no duda en mandar a sus hombres de negro para intervenirlo. Cuestión de prioridades en una Europa cada vez con menos valores sociales y humanos.
Posdata a Pedro Sánchez y José Luis Ábalos: Quedan 562 días para que finalice el injusto peaje de la autopista AP4 entre Sevilla y Cádiz.
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