El álbum de debut de The Stone Roses, titulado con el nombre del grupo y publicado en abril de 1989, abrió los ojos a una nueva generación de músicos, que cristalizó años después en el Brit Pop capitaneado por Oasis y Blur, y se convirtió en la banda sonora de una época en la que Manchester era un hervidero de música y fiestas desenfrenadas.
En aquellos días “todo parecía posible”, recuerda en las notas de la edición especial del álbum John Robb, cantante de la banda punk Goldblade, cronista musical y testigo de un tiempo en el que su ciudad se convirtió en Madchester (“mad” significa loco en inglés).
“Europa del Este vivía una revolución, la insurrección estaba en el aire y los codiciosos ochenta se acababan”, continúa Robb. Entonces apareció “la banda perfecta para el momento perfecto, esos pocos años en los que todo parecía posible y el futuro era realmente nuestro”.
La banda en cuestión había sido formada a comienzos de la década de los ochenta por Ian Brown, John Squire, un guitarrista interesado en la pintura; y el batería Alan Wren.
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