Así lo confirmó el director del departamento científico de la Fundación Internacional Mozarteum, Ulrich Leisinger, en declaraciones telefónicas a Efe desde Salzburgo, tras presentar allí por primera vez al público esas dos piezas, una de las cuales constituiría un fragmento del primer concierto para piano de Mozart.
Especialmente la partitura “de extraordinario virtuosismo, un Molte Allegro que evidentemente constituye el primer movimiento de un concierto para clavecín en Sol mayor”, compuesto en 1763-64, es una sensación histórica, que arroja nuevas luces sobre el desarrollo del talento de Mozart, explicó el experto.
Con una rueda de prensa y un concierto en la casa natal del célebre autor de La flauta mágica, la fundación desveló ayer domingo los detalles del descubrimiento, sin esperar a que las obras sean integradas en el Índice Köchel (IK) que enumera las casi 700 composiciones de Mozart.
Y el austríaco Florian Birsak las estrenó mundialmente, más de 240 años después de su creación, interpretándolas en un instrumento original de la época: el piano forte o clavecín.
Se trata de un amplio movimiento de concierto y un preludio que se encuentran al final del llamado Libro de Música de Nannerl, un conjunto de piezas y ejercicios musicales que Leopold Mozart compiló en 1759 para su hija Maria Anna (apodada cariñosamente Nannerl).
Aunque el Libro de Nannerl se publicó ya en la década de 1950, estas piezas “pasaron desapercibidas durante mucho tiempo porque no llevan el nombre del autor: Se pensaba que eran anónimas y que Leopold Mozart sólo las había transcrito.
Simplemente nadie se había fijado en ellas”, precisó a Efe Leisinger.
“Prácticamente seguro” estaba ayer el experto de que las compuso Mozart, pero como aún no dominaba lo suficientemente bien la escritura de notas, las tocó en un clavecín delante de su padre, y éste escribió las partituras.
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