Ese encuentro, convertido ya, después de diez ediciones, en una reunión de autores con editores y periodistas, volvió ayer a dejar pequeño el vestíbulo del céntrico hotel Regina, en el que se congregaron más de 60 autores.
Entre los escritores presentes en esta primera cita conjunta del día figuraban Boris Izaguirre, Luis Racionero, Lucía Etxebarría, Pilar Urbano, Cristina Morató, Baltasar Porcel, Carme Riera, Ian Gibson, Maruja Torres, Antoni Pladevall, Juan Eslava Galán, Carles Casajuana, Esteban Martín, Najat el Hachmi, Jordi Sierra Fabra o Care Santos.
Maruja Torres, ganadora del último premio Nadal, llegó a la puerta del hotel con un coche de lujo como estrella de Hollywood el día de los Oscar y, en una declaración más propia de futbolista, se mostró satisfecha con la jornada librera.
En un Sant Jordi más nacional que nunca, el único extranjero, aunque no del todo, era el historiador e hispanista Ian Gibson: “Es una maravilla de día, porque conoces gente nueva, celebras el hecho del libro, de ser escritor, hablas con los lectores y tomas unas copitas, y encima el tiempo acompaña”.
Carles Casajuana, ganador del último premio Ramon Llull y embajador español en Londres, se estrenaba en el Sant Jordi a pesar de haber escrito ocho novelas, porque su oficio siempre le ha mantenido lejos de Barcelona.
“Mejor que esta fiesta no la copie nadie, pero es bueno que se sepa que hay un lugar en el mundo en el que durante un día todos nos volvemos locos por los libros”, dijo Casajuana.
Al respecto, Joan Barril, que había madrugado para estar a las 8 de la mañana en el Mercado de la Boquería, se mostró más crítico: “El libro es el único sector capaz de violar la libertad de comercio y parece que sólo se puedan comprar libros el 23 de abril. No hay un día de las acelgas, ni de los pollos”, bromeó.
El también debutante aunque veterano economista Leopoldo Abadía, autor de La crisis ninja, se mostró ilusionado por participar directamente en este evento.
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