Saviano participa estos días en la Semana de Novela Negra de Barcelona, ciudad en la que presenta su nuevo libro de relatos, Lo contrario de la muerte, y en la que recibirá el premio Vázquez Montalbán de periodismo.
En la conferencia de prensa de ayer, que ha sometido a periodistas y cámaras a un control comparable al de algunos aeropuertos, Saviano dijo que “en la actual época de crisis financiera, se debe estar vigilante ante los movimientos de capitales que están entrando en el sistema bancario”.
En general, añade, “los españoles no tienen percepción de estar bajo riesgo”, y eso que “Cataluña y el sur de España, la denominada Costa Nostra –por la Costa del Sol– son utilizadas por las organizaciones criminales como bases de apoyo”.
Advertióque a pesar de las últimas detenciones, “todavía no se sabe en dónde invierten el dinero que hacen aquí y el movimiento de capitales es el problema”, y expresó su esperanza de que “el gobierno español ayude a que la Unión Europea priorice la batalla contra los capitales criminales, como ya hace a nivel policial”.
El periodista, que no se siente en peligro en Barcelona “porque las organizaciones criminales son inteligentes y no hacen sangre donde quieren hacer negocios”, reveló que en España los mafiosos se introducen casi siempre por mar o tierra, nunca por los aeropuertos.
En España, operan, según Saviano, desde los años 80 y, de hecho, el jefe de la Camorra acusado de ordenar el asesinato del sacerdote Diana, Nunzio di Falco, vivía en Granada, “ciudad en la que tuvo lugar una reunión previa a la muerte de Don Peppino”.
El hecho de que muchos de los mafiosos italianos detenidos en España se encontraran en restaurantes, tiendas, casinos o habitaciones privadas “denota que no sienten peligro aquí”.
La masacre de Duisburgo de agosto de 2007, en la que murieron seis jóvenes italianos en un ajuste de cuentas, “la mitad de ellos de la mafia calabresa Ndrangheta”, demuestra, añadió Saviano, que “Alemania se dio cuenta tarde de que la mafia había extendido sus tentáculos más allá de Italia”.
Saviano ofrece más datos de aquel suceso cuando recuerda que “uno de los jóvenes asesinados tenía consigo una estampa religiosa quemada, un símbolo de afiliación a la Ndrangueta, un ritual que siempre se realiza en el territorio mafioso, por tanto, quiere decir que la mafia contaba Alemania ya como territorio propio”.
La sombra de la mafia también se extiende a la antigua Europa del Este: “el clan de los Casalesi ha adquirido títulos públicos en Polonia, comprado empresas farmacéuticas en Hungría e incluso intentaron comprar el equipo de fútbol del Lazio”.
Saviano atribuye las amenazas personales recibidas “no al miedo que ofrezcan mis palabras, sino al hecho de tener muchos lectores, lo que demuestra que las organizaciones criminales son sensibles a la comunicación”.
Quizá por esa razón, subraya, “la mafia desembarcó y controla la comunicación local”, un vértice necesario porque los periodistas nacionales se apoyan habitualmente en la prensa de Campaña, Sicilia o Calabria.
Esa misma prensa local fue la que “difamó” contra el cura Don Peppino Diana, asesinado por la mafia por su escrito Por amor a mi pueblo yo no callaré, que nunca fue reeditado y que recibió un homenaje “diez años después de su asesinato”.
Saviano, que asume la fatalidad de que quizá sea ese su cometido en la vida, “luchar por la libertad”, aseguró que “personalmente, no me compensa, y quizá por eso siento menos simpatías por el libro (Gomorra), pero pienso que tengo la suerte de poder decir lo que muchas personas no pueden”.
El periodista italiano Roberto Saviano presentó ayer su nueva obra, Lo contrario de la muerte, un libro de relatos con el que, dijo, pretende recuperar su “mundo perdido” por la vida a la que se ha visto obligado a llevar después de que la mafia le amenazara por la publicación de Gomorra.
Saviano, que vive vigilado las 24 horas, participa estos días en la Semana de Novela Negra BCNegra, en la que, además de una conferencia y de presentar su nuevo libro, también recibirá el premio Vázquez Montalbán de periodismo.
Lo contrario de la muerte (Debate en castellano y Empúries en catalán) está formado por dos relatos cortos, el mismo que da nombre al libro y El anillo.
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