Working on a dream (Sony BMG) es una colección de doce canciones, a la que se ha sumado el tema de la película The wrestler, por el que el Boss acaba de ganar un Globo de Oro.
La mayor parte de las canciones fueron grabada durante las pausas de la gira con la que Springsteen y la E Street Band recorrieron el mundo en los dos últimos años para presentar su anterior álbum, Magic, publicado en octubre de 2007.
“No lo había hecho desde que mis dos primeros discos salieron en el mismo año”, ha comentado Springsteen al hablar de la rapidez –inusual en su carrera– con la que ha grabado este disco, que se edita cuando apenas han transcurrido quince meses desde la aparición de Magic.
A sus 59 años, el rockero de Nueva Jersey da muestras de hiperactividad: también encontró tiempo para implicarse con su guitarra en la campaña que condujo a Barack Obama hasta la Casa Blanca.
En una de esas actuaciones a favor del candidato demócrata estrenó Working on a dream (Trabajando en un sueño), el tema que da título a un disco que sus fans han podido ir conociendo en su mayoría, canción a canción, en lanzamientos selectivos en internet durante las últimas semanas.
El origen del álbum tiene también una lectura política.
Cuenta Springsteen que el proyecto surgió después de grabar, durante las sesiones finales de Magic, el tema What love can do, que su autor describe como “una especie de reflexión sobre el amor en los tiempos de Bush”.
El productor Brendan O’Brien, con el que el Boss colabora desde hace ya diez años, le convenció para que aquella canción se convirtiera en el arranque del disco número veinticuatro desde el comienzo de su trayectoria, en 1973.
La influencia de O’Brien se nota desde la primera escucha de un disco en el que los miembros de la E Street Band actúan más como músicos de estudios que como una de las mejores bandas de acompañamiento de la historia del rock.
Así se puede comprobar en las imágenes de las sesiones de grabación del disco que aparecen en el DVD incluido en la edición especial de Working on a dream.
No es una buena noticia para los fans más veteranos del Boss, esos que casi inconscientemente tienden a comparar sus trabajos con Born to run o The river, y que recibieron con preocupación los comentarios que anunciaban que con este disco su ídolo se pasaba al pop.
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