Ammaniti presentó ayer en Barcelona su penúltima novela, Que empiece la fiesta, publicada por Anagrama en castellano y Angle en catalán, una sátira en la que plasma con humor los vicios y las pocas virtudes de la sociedad actual a través de “la fiesta del siglo” que organiza un rico constructor romano en Villa Ada.
Cocineros búlgaros, cirujanos estéticos, actrices, futbolistas, tigres, elefantes, sectas satánicas y un escritor llamado Fabrizio Ciba protagonizan esta obra de personajes superficiales, grotescos y sólo preocupados por su imagen y su fama, con un final apocalíptico, donde nada ocurrirá como estaba previsto.
Si hace un par de años el autor de No tengo miedo había asegurado que este relato era una fotografía deformada de Italia, ayer sostuvo que, por todo lo acontecido últimamente, la imagen no le parece tan deformada y “viendo las fiestas que organizaba Berlusconi, creo que soy un escritor muy realista y minimalista”.
A pesar de ello, indicó que “es más fácil hacer sátira en Suecia, donde todo funciona bien, que en Italia, donde cuando uno ve a los políticos y a sus imitadores se da cuenta de que el personaje real es más divertido que el que lo imita”.
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