La familia Chillida informó a los trabajadores de la extinción de sus empleos y anunció que la obra del escultor se mantendrá en la finca de Zabalaga, “donde podrá ser analizada por estudiosos” pero no será accesible al público.
Los responsables del museo han considerado, según explicaron en un comunicado, que las instituciones no garantizan las condiciones que planteó en su día Eduardo Chillida, por lo que la familia “ha decidido liberar a la Diputación Foral de Guipúzcoa y al Gobierno Vasco de sus compromisos” y “no forzar ningún nuevo acuerdo”.
La familia considera que las instituciones vascas “no pueden cumplir los compromisos adquiridos y firmados en el año 2009 por el Gobierno Vasco y la Diputación de Guipúzcoa”.
Dichos compromisos se basaban en “tres condiciones muy claras que siempre manifestó el artista”.
La primera de ellas es la “unidad permanente de la colección en los actuales terrenos” y con la misma configuración, y la segunda hace referencia al “carácter monográfico del museo”, al que no se puede incorporar obra de otros artistas, “aunque sí podrán habilitarse nuevos espacios anexos con exposiciones temporales”.
La tercera condición señala que la familia se reserva el derecho de veto “en lo que afecte a la salvaguarda de la obra y la imagen de Chillida”.
Según los propietarios de Chillida-Leku, durante la negociación las instituciones han cuestionado, entre otras cosas, “el carácter monográfico del museo”.
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