¿Por qué fascina tanto a la modernidad la autobiografía? ¿Quién es el espectador que se ve reflejado en el sujeto que está narrando? ¿Por qué queremos conocer la verdad aún sabiendo que al narrar nuestra vida, inevitablemente, mentimos? o ¿Hasta qué punto está a salvo el espectador?. Estas son algunas de las cuestiones que la autora desarrolla en "No soy yo", que acaba de publicar Siruela.
Un libro que sale a la calle a las pocas semanas de que Estrella de Diego, también profesora invitada en la New York University, recibiera el premio de la Fundación Sánchez Ruipérez al Fomento de la lectura por un artículo publicado en el suplemento cultural "Babelia".
"La posición del espectador en los últimos tiempos ha cambiado totalmente -explica a Efe la autora-, como la noción de sujeto en Occidente, que se tambalea. Antes, por ejemplo, mirábamos las pinturas del Renacimiento pero éstas no nos devolvían la mirada, no nos miraban. No existía la reciprocidad visual. Ahora los nuevos artistas piden otra cosa del espectador, como en la fotografía, que es una especie de reflejo del espejo, o la participación de los espectadores de una performance".
Una reflexión sobre la identidad, la autobiografía y la máscara en el siglo XXI que en el libro de Estrella de Diego analiza y pone al desnudo a una sociedad que se siente fascinada por la vida privada o la mentira, y que mira para estar en el relato.
"La autobiografía hoy está en todas partes. Nos encanta conocer la vida privada de los demás, los programas de la tele fascinan, pero es una vida privada que es una vida ficticia. Cuando uno cuenta su vida ya la está narrando, por lo tanto ya la está inventando. No hay una autobiografía que no sea una ficción, no se habla del yo, sino de muchos más, y eso es fascinante. Queremos saber la verdad pero sabiendo que es una verdad inventada", argumenta la autora de "Tristísmo Warhol" o "El andrógino sexuado".
En "No soy yo. Autobiografía, performance y los nuevos espectadores", la también crítica de arte, para desarrollar su pensamiento, va explorando muchísimos ejemplos, y no sólo en el arte contemporáneo.
Y comienza con el pintor Joshua Reynolds y su autorretrato, que se presenta como "El joven Reynolds deslumbrado por el sol", (1747-1749), un símbolo de la tradición autorretratística occidental.
"Aquí comienza -explica- la fractura, aunque es también el siglo donde se inventa el sujeto ilustrado, También Rousseau escribe la primera autobiografía moderna. Pues así comienza la noción del individuo que quiere contar su vida".
Por el libro también pasa Warhol, una obsesión para Estrella de Diego: "Un artista nada banal, complejo en el proyecto de la modernidad y el más claro ejemplo de sujeto fracturado que se contempla siempre en el espejo".
Y otro de los paradigmas de la autobiografía enmascarada que analiza la autora es el escritor japonés Yukio Mishima, con la representación y las fotos de su dramático suicidio. El escritor preparó las fotos previas a su muerte, "visionando su propio asesinato", su harakiri, como si fuera un espectador, ensayó las poses teatralizando su muerte en una serie fotográfica denominada "Imágenes de muerte".
También la escritora feminista Hélène Cixous, la performance, el circo, Virginia Woolf, Proust, Duchamp, Frida Kahlo o Rembrandt, entre otros muchos nombres del arte y la cultura se dan cita en este libro, en el que se alerta al espectador de que, cuando mira, no está a salvo: todos formamos parte de la escena y no hay una verdad absoluta.
Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es