Ponce cuajó una primera faena técnica y muy pausada ante un toro remiso a embestir pero al que acabó sometiendo. Con el cuarto, se inventó Ponce otra faena de poder ante un astado que tampoco le brindó opciones. Paseó un trofeo de cada toro. Perera toreó con buen aire de capote a su primero.
La faena de muleta la desarrolló en la distancia corta ante un animal justo de fuerzas. Al quinto, de intermitentes embestidas, lo llevó muy tapado para conseguir ligarle los muletazos. Cortó una oreja. Talavante se estrelló con un lote poco propicio.
En Las Ventas, una oreja cortó Fernando Robleño por una faena de arrebato, no exenta tampoco de una buena técnica y también con ciertos ribetes artísticos, méritos agrandados además por las exigencias que planteó el toro.
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