Las ferias importantes de entonces se tambaleaban con el consiguiente debacle económico. La realidad fue que El Cordobés, listo como nadie, consiguió tenerlos a todos junto a su almohada, que luego firmaron, haciéndoles saber el aumento de su caché, de lo contrario se permitía el lujo de pasar una temporada sabática.
Hubo acuerdo, los empresarios respiraron y el señor de Villalobillos amenazó en seguir consultando con su famosa almohada. Tenía fuerza en los despachos y en los carteles. Mandaba, llenaba las plazas y cobraba lo que quería.
Esta vez no ha sido la “jugada perfecta del Benítez”. Sólo han bastado los pitones de Navegante, un toro lidiado en quinto lugar de Pepe Garfías, en Aguascalientes para hacer crujir los cimientos de Wall Street del toreo. Algunos todavía no lo han asimilado. Ferias y plazas importantes, donde José Tomás era su columna vertebral, se han venido abajo. Hace unas horas nos comentaba un empresario que desde enero tenía contratado para su plaza al torero de Galapagar, porque con su actuación podía cubrir las pérdidas en otros carteles del abono.
En esa misma sintonía se encuentran las plazas de Madrid, Barcelona, San Sebastián, Jerez, Córdoba, Granada, León, Málaga, Linares y otros cosos franceses que lo tienen anunciado. La recuperación será lenta y complicada.
Se habla en principio de cuatro a cinco meses. Con la temporada vencida es difícil que reaparezca. Conociendo la afición, responsabilidad y la templaza de este torero, seguro que esta cornada será un punto y seguido.
Pero no sólo son los empresarios los afectados. A la lista de damnificados hay que unir en primer lugar matadores que alternan con el maestro y luego ganaderos, cuadrillas, personal de servicios, hoteles, restaurantes, transportes, la reventa oficial y la otra. El cataclismo es de época, en matería económica.
Sin olvidar a los miles de espectadores y aficionados, que viven con intensidad y emoción, una actuación del torero que más expectación despierta en estos momentos y que junto a Morante de la Puebla ha hecho volver a los tendidos a gentes que hace años dejaron de ir a los toros.
Que siga la mejoría de estas últimas horas. La fiesta, y más en estos momentos, donde Tomás ha contribuido de manera decisiva a su defensa, lo necesita.
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