Según informó ayer la Sociedad General de Autores y Editores (SGAE) y su Fundación Autor, Benet i Jornet es uno de los nombres consagrados de las letras en la escena española y uno de los pocos supervivientes “de la azarosa hornada” de autores teatrales que se dio a conocer en torno al premio Josep M. de Sagarra y al movimiento de Teatro Independiente de los años sesenta.
“Con una tenacidad que le honra”, el premiado ha seguido en la brecha escénica año tras año “escribiendo teatro sin parar”, buscando nuevos caminos expresivos, “estrenando tanto como las circunstancias le permitían en cada momento”, y “encabezando”, junto a Sergi Belbel, “la representatividad” de la literatura dramática catalana y su proyección internacional.
El autor, “padre” también de series televisivas como Amar en tiempos revueltos o La señora, ha configurado a lo largo de casi cinco décadas “un universo dramático personal y compacto”, formado por cerca de medio centenar de obras con las que ha buscado “nuevos códigos formales y expresivos”, evitando la identificación de su teatro “con una estética determinada”.
Su teatro, según la SGAE, se caracteriza por la reflexión sobre el individuo y la sociedad que le rodea, aunque su obra ha ido evolucionando desde el realismo hacia temáticas más íntimas y existenciales.
Se dio a conocer en 1964 con Una vieja, conocida olor, a la que seguirían, entre muchas otras, Canciones pérdidas, Supertodo, La desaparición de Wendy, El tesoro del pirata negro, Historia del virtuoso caballero Tirant Lo Blanc, Deseo, Confesión, Testamento o Eso a un hijo no se le hace.
En 1995 recibió el Premio Nacional de Literatura en la modalidad de Literatura Dramática por Morir, estrenada en el Teatre Lliure y llevada al cine por Ventura Pons.
El Premio Max de Honor 2010 es una de las cuatro estatuillas que se entregan por designación directa, junto al Premio Hispanoamericano, el Premio Nuevas Tendencias y el Premio de la Crítica, fallados ya.
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