Con el nombre El verso que no cesa se ha abierto este acto que ha demostrado que, cien años después de su nacimiento, la poesía del poeta cabrero está mas viva que nunca, gracias a la voz de actores como Blanca Portillo, Juan Luis Galiardo, Emilio Gutiérrez Caba, Asunción Balaguer o Marisa Paredes, entre otros, que han recitado en el escenario versos como Para la libertad o Nanas de la cebolla.
Y es que el pulso y nervio poético del de Orihuela está en plena vigencia como ha recordado el poeta Luis García Montero. “Hay muchas razones por las que Miguel sigue emocionando; una de ellas es por lo que representa y otra es porque tiene libros que están en lo más alto de la poesía del siglo XX, como Cancionero y romancero de ausencias.
Para Alfonso Guerra, que, además de participar en la lectura de poemas, ha intervenido en una mesa redonda con Luis García Montero, Miguel Hernández es “el poeta cabrero, digan lo que digan, el pueblo, el que se colocaba en el frente abriendo trincheras, el imprescindible y muy distinto a otros grandes poetas, porque su vida y su poesía están imbricadas”.
“Para mí –dice Guerra–, la grandeza del poeta se sustenta en tres ideas, la primera es el amor por el oficio de poeta. Para él, ser poeta era como para otro ser carpintero; y de ahí, ese requerimiento que les hacía a los editores para que le pagasen o le dieran trabajo. La segunda, la soledad tan grande en la que vivió. Esa soledad que le llevó a una necesidad de amor y erotismo muy fuerte”.
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