Las nuevas tecnologías e Internet se han convertido en una herramienta muy útil para aprender, comunicarse y divertirse, pero un uso desmedido de las mismas conlleva riesgos. De hecho, son muchos los padres a los que les cuesta captar la atención de sus hijos cuando estos tienen un móvil en las manos, y seguramente todos tenemos en la cabeza la imagen de algún menor de nuestro entorno que se pasa horas y horas con el 'smartphone'.
Diversos informes han advertido que el confinamiento provocado por la pandemia aumentó la “dependencia” de los jóvenes hacia las nuevas tecnologías, pero con la llegada de las vacaciones, disfrutar de más tiempo libre implica que los niños dediquen mucho más tiempo si cabe a los móviles, y ahí es donde los padres tienen que estar atentos para evitar que sus hijos desarrollen una dependencia que podría derivar en adicción.
Según los expertos, lo ideal es dejar a los niños coger el móvil una hora al día y nunca exceder las tres horas y media seguidas, aunque obviamente, dependiendo de la edad, se deberán cambiar estos horarios. Los padres también juegan un papel muy importante en esta tarea, ya que, como espejo en el que se fijan sus hijos, deberían usar menos el móvil en vacaciones para evitar la ansiedad y disfrutar del tiempo libre. Pese a todo, hay que recordar que hay varias amenazas online. Entre ellas las siguientes:
-Contenido inapropiado, con la posibilidad de que los menores puedan acceder a material que no es adecuado para su edad, ya sea de carácter sexual, violento o relacionado con temas como las drogas, las armas, los juegos de azar etc. Los niños pueden toparse con este tipo de contenidos mientras buscan información, juegan o ven un video, al aparecer en muchas ocasiones en forma de banners, pop-ups o enlaces publicitarios que les derivan hacia otras páginas web.
-Ciberacoso. El acoso escolar o bullying se ha extendido del centro escolar al mundo virtual. El acceso de los niños y adolescentes a ordenadores, móviles y tabletas con conexión a Internet facilita las agresiones en cualquier momento y lugar y, además, con mayor posibilidad de anonimato. Este tipo de acoso se realiza a través de mensajes de texto o correos electrónicos, imágenes, videos y otras publicaciones ofensivas en redes sociales.
-Sexting. Se produce cuando se envían fotografías, audios o videos de carácter sexual, generalmente a través del teléfono móvil. En este caso, lo esencial para la prevención es concienciar a los adolescentes de la importancia de no enviar nunca este tipo de contenidos, incluso aunque el destinatario sea una persona de confianza, ya que nunca pueden estar seguros del uso que se dará a la información.
-Grooming. Este término se refiere a las prácticas ‘online’ de adultos que tratan de ganarse la confianza de los menores con el fin de conseguir imágenes de carácter sexual, acosarles e, incluso, explotarles sexualmente. Guarda una estrecha relación con la pornografía infantil y la pederastia en Internet. Ante cualquier problema de acoso sexual ‘online’, se aconseja recurrir al Grupo de Delitos Telemáticos de la Guardia Civil.
-Revelación de información. Ya sea de forma consciente, en una conversación de chat o en una red social, o inconsciente, a través de engaños (estafas, falsas ofertas, sorteos o regalos), cualquier menor puede revelar sus datos personales ‘on line’ sin darse cuenta del peligro que supone. Ignorar correos que piden información, no introducir nunca datos como la dirección postal o el teléfono móvil en ninguna web por muy segura que parezca, o evitar el uso de aplicaciones o software que suministren la ubicación, son algunas prácticas seguras para evitar este problema.
Sea como fuere, no cabe bajar la guardia en las redes sociales, y mucho más cuando los usuarios son los ‘peques’ de la casa.
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