Provincia de Cádiz

La falta de especialistas agrava la presión hospitalaria en las UCI por el Covid

Solo medidas drásticas para reducir contagios permitirían mitigar el efecto en las UCI a partir de las dos semanas siguientes; se prevé colapso hasta marzo

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  • La tercera ola eleva la presión hospitalaria a cifras preocupantes. -
  • “Las carreras para llevar a pacientes a intubar ha sido la tónica general”

Los ingresos en unidades de cuidados intensivos (UCI) de afectados por coronavirus registrados durante esta semana han superado con creces lo peores pronósticos. La Sociedad Andaluza de Medicina Intensiva y Unidades Coronarias (Samiuc) estimaba que la ocupación podría superar los 650 pacientes; ayer se contaban 678 y se han disparado todas las alarmas. Según el informe elaborado por la entidad, la situación de las UCI es de muy alta ocupación y se ha llegado ya casi al máximo de personas ingresadas en la segunda ola, teniendo en cuenta, además, que, al no haber restricción en la movilidad, también se ocupan plazas por otras patologías, intervenciones quirúrgicas o accidentes y otras urgencias. 

“Esperábamos un repunte después de las fiestas navideñas, pero nos ha sorprendido la intensidad”, admite el doctor Eduardo Aguilar, miembro de la Junta Directiva de la Samiuc. De acuerdo a los datos que manejan la organización, no solo hay mayor diseminación del Covid-19 entre la población andaluza, sino también mayor virulencia del virus: si en la segunda ola se registraba un ingreso en UCI por cada 100 casos; ahora la proporción es de uno por 60-80 diagnosticados, incrementándose el porcentaje de positivos que requieren UCI en un 60%.

El Gobierno regional ha aumentado en un 75% el número de camas estructurales de UCI del Sistema Sanitario Público de Andalucía dedicadas a pacientes Covid-19. El Plan  7.500 activado este fin de semana por la Junta ante la difícIl coyuntura sanitaria contempla concretamente elevar las camas hospitalarias en UCI de 1.462 a las 2.622 y, en caso de que fuera necesario, el traslado de infectados desde Cádiz y Málaga a las provincias de Sevilla, Córdoba y Granada.

Del mismo modo, la Administración autonómica ha reforzado materialmente las unidades en los últimos meses. “Hay más plazas y equipamiento para el tratamiento como respiradores”, elemento clave que escaseó en el inicio de la pandemia, apunta Aguilar. Sin embargo, advierte de que el principal problema no es la cantidad de camas, sino la falta de personal especializado para atender la demanda. “Se ha reforzado la plantilla de enfermería, pero no el de facultativos”, denuncia. En algunos centros, están apoyándose en compañeros de cardiología o anestesistas, pero “un intensitivista tarda cinco años en formarse y el trabajo que desempeña es muy específico”, añade.

Los profesionales, además, están agotados tras casi un año en primera línea de la lucha contra la pandemia. “Llevo 20 años en esto y no había visto nada parecido hasta ahora”, asegura. Esta enfermedad produce unos daños devastadores. De hecho, el 60% de los pacientes precisa de ventilación mecánica invasiva. Entre ellos, subraya, “incluso jóvenes sin antecedentes de salud graves”. El tiempo medio de permanencia también se alarga: el porcentaje de altas dadas a la semana siguiente respecto a la ocupación se reduce a un promedio del 40%.

Al respecto, la Samiuc alerta de que solo medidas drásticas que reduzcan la diseminación pueden mitigar el efecto en las UCI a partir de dentro de dos semanas. Aguilar va más allá y afirma que, teniendo en cuenta las previsiones de un nuevo aumento de casos al incrementarse la incidencia un 30% y que basta un día para tener medio centenar o más ingresos nuevos en UCI dada la virulencia del Covid actualmente, el servicio estará colapsado hasta marzo.

La carga de trabajo y el cansacio no son los dos únicos factores que perjudican gravemente la salud de los profesionales. La tensión vivida por el miedo de los pacientes que ingresan, que ya saben a qué se enfrentan por lo que ha trascendido en los medios de comunicación, y la dificultad para recibir apoyo familiar, dificulta aún más enfrentarse día a día a la rutina hospitalaria.

“Informamos telefónicamente a los allegados del estado de cada uno de las personas y los apoyamos dentro de las posibilidades porque hay familias enteras infectadas que no pueden poner un pie en el hospital”, pero en situaciones puntuales, se permite alguna visita, explica.

“Las carreras para llevar a pacientes a intubar ha sido la tónica general”

“Es muy duro ver morir a gente cada día”, reconoce Manuel López, médico y delegado de Sanidad de UGT en el Campo de Gibraltar. “Los hospitales están saturados, las UCI están colapsadas, nadie se esperaba que la tercera ola fuera tan intensa”, añade. Humberto Otero, técnico en cuidados de auxiliar de enfermería del Hospital de Jerez en la Unidad de Cuidados Respiratorios Intensivos (UCRI), apunta que “el cansancio físico” por la sobrecarga de trabajo durante los últimos meses, “es complicado pero el daño psicológico perdurará mucho tiempo”. “Muchos compañeros no lo superarán”, lamenta. La virulencia del virus actualmene es patente. “No tiene nada que ver los daños que causa con la primera y la segunda ola. Las carreras a UCI para llevar pacientes a intubar ha sido la tónica general”, relata. Y, a diferencia de entonces, “hay pacientes de todas las edades, incluso por debajo de la veintena”.

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