Saldaña sume al PP de Jerez en el colapso

Publicado: 19/07/2020
Su empeño por conseguir la portavocía del grupo municipal y el papel de García-Pelayo en la crisis interna despiertan recelos y agotamiento en la formación
Antonio Saldaña quiere la liberación como portavoz del grupo municipal del PP de Jerez, por la que podría percibir hasta 40.100 euros brutos al año. Se ha convertido en una auténtica obsesión. Pero ha encontrado un escollo insalvable a corto plazo, dado que el Ayuntamiento no procederá a su designación en lugar de Antonio Montero hasta que este no firme con el resto de concejales el relevo, en aplicación del artículo 16,1 del Reglamento Orgánico Municipal. Le quedan los tribunales porque Montero no se va a mover. Por el momento. No es una cuestión económica, porque el que fuera delegado de Fiestas entre 2011 y 2015 no percibe ni un céntimo actualmente por su actividad política y ha vuelto sin problemas a su trabajo en el Obispado. Es cuestión de honorabilidad y vocación de servicio.

Saldaña le ha echado la cruz después de que se descubriera el ardid de María José García-Pelayo, quien trató de convencer a Montero de que dejara la portavocía porque lo iban a colocar como asesor del grupo del PP en Diputación.

No picó el anzuelo. No había hueco en el grupo del PP de Diputación, ni García-Pelayo tenía absolutamente nada cerrado al respecto con la dirección provincial. Por otra parte, Montero no se ha conducido por interés personal en ningún momento. Y, pese a que se ha negado en reiteradas ocasiones a valorar públicamente los hechos que desencadenaron esta crisis, la denuncia contra Saldaña por triplicar la tasa de alcoholemia y aferrarse a sus cargos, ha sido crítico con algunas de las maniobras del que fuera candidato a la Alcaldía, como hacer saltar por los aires el grupo municipal si era obligado a marcharse a casa. La trayectoria política de Montero es intachable, es joven y tiene recorrido en política.

Con buena prensa en círculos cofrades y flamencos, especialmente, la decisión de Montero de renunciar a los ingresos como portavoz, que a todos los efectos le corresponden, apuntala su buena reputación y ha descolocado a Saldaña y García-Pelayo, que ocultan a duras penas su preocupación por la situación en la que se encuentran.

La diputada nacional ha perdido los apoyos que ha tenido tradicionalmente y solo despierta ya recelos fuera de Jerez. Saldaña, por su parte, anda inquieto. Las bases no se reconocen en la dirección local porque el partido orbita únicamente en torno a su figura. Los problemas personales de Saldaña, que acabara en la Jefatura de la Policía Local ebrio y ahora la necesidad de alcanzar la portavocía e ingresos, están pasando factura. Las bases, conformadas por afiliados de más edad que él, con valores tradiciones, no protestan, han optado por desconectar.

Ante esta situación, Saldaña ha redoblado su actividad en redes sociales y ha puesto en marcha una campaña para ensanchar el partido. Sin embargo, está rodeado de un círculo cada vez más estrecho y ajeno en parte a la formación, se ha negado a hacer autocrítica, tensa sus relaciones con los medios, eleva el tono contra el Gobierno local y se empeña en forjar el relato de que es víctima de una conspiración porque “es un rival fuerte”. “El problema es él y del PP de Jerez”, resume la situación un veterano dirigente popular. En unos meses habrá que renovar las direcciones locales. Saldaña también echa cuentas en esto.

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