La delgada de Carnaval y Fiestas, Beatriz Gandullo, admite que el fenómeno del botellón en torno al Carnaval preocupa al equipo de Gobierno. No es nuevo, desde luego, pero la concejala considera que hay que poner pie en pared.
Al término de la edición pasada, revela en una entrevista emitida esta semana en La Orilla, el programa que dirige y presenta Pedro Espinosa en 7TV, “mantuvimos reuniones con la Policía Local y Protección Civil”, así como el resto de Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado y también “encuentros internos” para abordar posibles soluciones.
Gandullo asegura que, después de esta ronda de intercambio de información y propuestas, “vamos a tomar decisiones para paliar la situación”.
En primer lugar, la delegada municipal confirma que se llevará a cabo una campaña de comunicación “para que la gente entienda que el Carnaval no es botellón; si vienes a Cádiz a un botellón, no sabrá qué es el Carnaval porque no lo habrá escuchado ni sentido”.
Por otro lado, considera que “tenemos que hacer una labor pedagógica y educativa para que nuestros jóvenes gaditanos entiendan laa idiosincrasia de la fiesta, que no es salir a la calle con el lote” de bebidas alcohólicas.
En tercer lugar, defiende la convivencia entre el Carnaval y la ciudad. De este modo, los concierto del habitual ciclo que se organiza durante la fiesta en la Plaza de San Antonio terminarán a las doce de la noche. Y no habrá DJ posteriormente como en los últimos años. “Nuestra motivación es poner foco en las coplas. Si tenemos música hasta las dos de la madrugada en la Plaza de San Antonio, difícilmente la gente se va a ir a escuchar Carnaval.
Finalmente, defiende ofrecer alternativa de ocio a los jóvenes durante la semana y media de fiesta. Sin embargo, Gandullo no desgranó esta medida, y pidió esperar a que finalizaran los trámites administrativos para detallar la iniciativa para evitar que la movida colapse calles y plazas.
En este sentido, cabe recordar que el actual equipo de Gobierno apostó en 2024 por la instalación de una única carpa frente a las tres por las que optó José María González, Kichi y Lola Cazalilla, con el objetivo de dispersar las concentraciones y “plantear una oferta más diversa, repartida y accesible”. Una ocupó el espacio anexo a la Estación de Tren entre los días 16 de febrero y el 1 de marzo, en los terrenos de la Muralla del Parque de Ondalla, otra, en el Baluarte de Candelaria, y una más en el Castillo de Santa Catalina.
