Ya conocemos los candidatos y candidatas a la Alcaldía de Jaén por los principales partidos políticos. Son sus mejores ofertas para afrontar el enorme reto de sacarnos de la crisis municipal, la mayor de la época moderna. Nunca esta ciudad se encontró ante tanta incertidumbre.
El continuo deterioro de los servicios municipales incide en la calidad de vida de los vecinos, y la ausencia de oportunidades económicas en la despoblación. Ambas son los responsables de la actual falta de confianza en el futuro de la ciudad.
Jaén por su tamaño, situación geográfica, patrimonio humano e histórico, debería ser un lugar perfecto para vivir, para formar familias y asentarlas durante generaciones.
En los últimos 24 años, a excepción del mandato 2007-2011 con gobierno de PSOE+IU, Jaén fue gobernada por el Partido Popular. No podrá el PP ni su candidato, que es el actual alcalde, desligarse del estado ruinoso de la ciudad, pues son los autores materiales. Repetir, sería la puntilla y no nos lo podemos permitir.
Para el resto de propuestas tendremos que analizar la solvencia de sus organizaciones, la trayectoria, capacidad de gestión, el programa electoral y el equipo que acompañe al candidato o candidata. La falta de coherencia y el oportunismo se deben pagar en votos, no deberían salir indemnes aquellos que adaptan sus principios como una veleta al viento, o a quienes sus anteriores candidatos cambiaron de camiseta a mitad del partido, tal como Ciudadanos hizo.
A los cabezas de lista se les supone la máxima capacidad de trabajo, gestión y liderazgo, además deben estar respaldados por organizaciones que crean en el municipalismo, comprometidos con Jaén y fuera de toda duda ante la corrupción.
El programa electoral deberá ser creíble y realizable. Un programa para el equipo municipal, que no para el resto de las administraciones. Con los pies en el suelo, que no nos oculten los sacrificios que quizás haya que hacer. Hay que romper con la dinámica generalizada de banalizar las promesas, valoraremos el compromiso de cumplimiento.
Me reservo para el final el resaltar la importancia de los equipos: los concejales que configuren las candidaturas, solo pueden ser las mejores y los mejores. No nos podemos permitir que opten por la comodidad de incluir a dóciles y acríticos aduladores, buscadores de empleo o familiares, pues al final es una estrategia estéril y suicida en el medio plazo. Solo un equipo con la gente más brillante, formada, con capacidad, gestores contrastados, negociadores, con criterio propio, comprometidos y con principios, podrán sacar a esta ciudad de donde la mediocridad y desidia nos llevó.
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