Plaza del Pósito

Entierros sostenibles

Este fin de semana conocíamos la noticia de la detención de los responsables de una funeraria en Valladolid, que en los últimos 20 años presuntamente...

Publicado: 05/02/2019 ·
00:04
· Actualizado: 05/02/2019 · 00:04
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Autor

Santiago Donaire

Santiago Donaire es un histórico militante socialista de la provincia de Jaén comprometido con su tierra

Plaza del Pósito

La actualidad política y social narrada en este espacio desde la experiencia de un librepensador

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Este fin de semana conocíamos la noticia de la detención de los responsables de una funeraria en Valladolid, que en los últimos 20 años presuntamente obtuvieron ganancias millonarias al realizar el cambiazo de los féretros por unos más baratos, justo antes de la incineración o incluso prescindiendo del féretro. Todo ello de espaldas a los familiares, para revender de nuevo el ataúd, las coronas y ramos de flores también recorrían el mismo camino. No hace mucho en Málaga hubo un caso similar. Cuando hay carencia de principios, la tentación de caer en este negocio redondo,  en el  fraude, es grande.

Desde la tirilla de la Plaza del Pósito, que nació como lugar de opinión, con temática variopinta, ecléctica, tal que una tertulia entre amigos. Queremos abordar este espinoso tema aún a riesgo de ser tildados de aprendices de tertulianos.

Nuestra actual sociedad ha consolidado la norma, no escrita, que en el sepelio de los seres queridos, bajemos la guardia y tendamos al derroche o al gasto desenfrenado, incluso a endeudarnos por lo innecesario y han establecido que es de mal gusto hablar de ello. Como si el cariño al fallecido se midiera por los euros gastados en el ataúd o en las flores, una respuesta más cerca del  “qué dirán” que de la lógica.

Para la mayoría de las familias resulta que el mueble más caro de la casa, es el que no se luce, el más efímero, unos miles de euros para unas escasas horas, euros que quitamos a los vivos. Carece de sentido que gastemos un pastón, que talemos árboles centenarios, muchos de ellos en bosques protegidos, los transportemos miles de kilómetros, los elaboremos y los luzcamos tras un cristal solo unas horas, para terminar convirtiéndolo en humo y ceniza. Queridos amigos, que hayamos sido capaces de caer en este despropósito, eso si es un fraude, tanto o más que el de los empresarios de la capital castellana.

Siguiendo los pasos de los detenidos, pero con transparencia, sin picaresca, ¿sería tan difícil regular la reutilización de los féretros?, con las lógicas medidas sanitarias. Nuestro bolsillo y el planeta, que al igual que nosotros es de recursos finitos, nos lo agradecerían. Como no quiero que me tilden de rojo intervencionista y para preservar la libertad de los que quieran quemar y gastar, pues que lo sigan haciendo, pero a los demás nos dejen elegir propuestas más sostenibles y baratas.

    Me despido con estos versos de Quevedo. La hora de la muerte: Que no haya luces ruego; / alúmbrenme mis llamas y mi fuego, / y en hora tan severa / mi corazón podrá servir de cera

Salud.

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