Pienso, luego estorbo

Un tranvía llamado deseo

Así se titula una de las obras más importantes de la literatura estadounidense. Cuenta la historia, por una parte, de Blanche DuBois, una madura dama sureña...

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Así se titula una de las obras más importantes de la literatura estadounidense. Cuenta la historia, por una parte, de Blanche DuBois, una madura dama sureña con delirios de grandeza, presumida, altanera, desequilibrada y refugiada en un mundo inventado, y, por otra, de Stanley Kowalski, su rudo cuñado (Marlon Brando en la película), marido de su hermana Stella. Película que muestra, sin ningún tipo de anestesia, un tenso y apasionante ejercicio de sinsabores y verdades escupidas a la cara. Hace unos días, hemos tenido conocimiento de que el Tribunal de Cuentas abre diligencias que remite a la Fiscalía por las obras del caprichito del tranvía, por haber apreciado “indicios de presunta responsabilidad contable”, por decirlo suavemente. Algo que en muchas ocasiones denunciamos en los Plenos del Ayuntamiento de Jaén. Asimismo, denunciamos graves incumplimientos de la normativa de contratación con el Sector Público y de prácticas que no resultaban conformes a sus principios rectores de publicidad, transparencia y objetividad. Pero claro, como siempre y por los de siempre, se nos tildó de fascistas, mentirosos y otras lindezas, y ahora se nos empieza a dar la razón, una vez más. Os podría contar muchos entresijos de este proyecto. Su proyecto de ejecución, que constaba de 2.018 folios, apuntaba que no era en absoluto ni viable ni rentable, con párrafos lapidarios como, por ejemplo, “(…) como se prevé una baja utilización, se opta por los vagones de menor capacidad ”, o “en el supuesto de que la población atendida fuera aquella que se encuentre a menos de 500 metros, sólo se estaría dando cobertura al 37,5 % de la población”. Además de esta evidente y notoria ausencia de viabilidad inicial, otro episodio genial, que no sé si conocerá la Fiscalía, fue el tema de la construcción de los vagones. Tenían pensado que fuera CAF (instalada en Santana Motor) la que los construyera, y así dar carga de trabajo a la factoría linarense. Sin embargo, tras nuestras denuncias, dieron marcha atrás. Cuando se echó el freno, la reunión del alcalde de Linares en las dependencias de la Alcaldía de Jaén tuvo que ser de órdago. Se escuchaba desde el Parador y los grajos de la Catedral volaban despavoridos. Al final, se adjudicó la construcción de los vagones a una empresa francesa, que optaron por comprárselos a la Comunidad de Madrid, que los tenía como excedentes. De chiste. Los franceses le pintaron el lagarto, los empaquetaron, le pusieron el lazo y los enviaron para Jaén. De traca. Como en la película de la que hablaba al principio, al final Blanche pronuncia la frase más recordada del personaje: "Siempre he dependido de la amabilidad de los extraños", con la que rememora todos los engaños que había sufrido al intentar que algún hombre la rescatase. Y ya puestos, y dado que el Tribunal de Cuentas está investigando el “convenio” para el traslado de la Policía Local, primero al Bulevar, y luego a la Avenida de Granada, podían completar la investigación y ver, por qué está certificado y pagado el ascensor y la solería del malogrado aparcamiento de La Alameda, sin ejecutar y sin entrada para los coches. Yo solo he visto hormigón. ¿Encontraremos el ascensor? ¿Y la solería? Os contaría más historias pero, como dicen los letrados, hay cosas que aún no han prescrito, políticamente hablando. 

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