Patio de monipodio

El chiringuito

La Merkel no quiere que el sur de Europa crezca. Ya lo reconocen hasta medios adictos y comprometidos...

La Merkel no quiere que el sur de Europa crezca. Ya lo reconocen hasta medios adictos y comprometidos. Claro, la nueva “dama de hierro” defiende el mercado para sus empresas. Pero, ciega como el capitalismo al que obedece, ignoraque sin dinero no hay compradores. Si la Merkel, en vasallaje a los dictados del capital, imposibilita el crecimiento económico de Grecia, Italia, España y Portugal, desbarata la economía alemana, la suya. Pero eso, por lo que se ve, no importa. Se exigen más sacrificios a los demás, se deja morir de hambre a más niños en Grecia y (pronto) en España y

Portugal, para sumar a sus cuentas el ahorro en medicinas. También.
Pero no todo es Merkel. Véase la responsabilidad de la política de no gastar, de buscar beneficio en el ahorro en vez de en la venta.Claro está que, si los muy grandes, seguidos de los grandes, obtienen beneficio de la pobreza generalizada y los medianos y pequeños, asustados por el noticiario y asustadores por su miedo o su escasa capacidad, se niegan a invertir, es imposiblerecuperar la economía. El “buen paño” dejó de venderse en el arca hace siglos; la publicidad no es un “premio”, sino un incentivo a la venta; no es un gasto, todos lo saben pero actúan como si no tuvieran ni idea. Y es que no la tienen. La nube de intermediarios gestionadores de créditos que los bancos niegan, y los usureros del “préstamo privado”, en vez de producir, crean expectativas falsas y encarecen el ya escaso crédito existente.

Que la llamada crisis se ha llevado muchas empresas, es indudable. Que otras muchas se aprovechan para cerrar y sacar su producción fuera, también. Que la inmensa mayoría del comercio ha visto bajar sus ventas, en algunos casos en un alto porcentaje, es cierto. Pero no todos han dejado de ganar tanto como dicen. Antes la gente se tomaba cinco copas y ahora sólo tres, de acuerdo, peroencerrarse en el miedo, dejar de gastar, transmitir desconfianza sólo para justificar la inactividad propia, hace casi cierta la desafortunada frase de Zapatero sobre el “patriotismo”. Para él tenía otro sentido, dejémoslo aquí.

De lo que no cabe duda es de que la inactividad es improductiva; guardar y no gastar, ya sea por miedo ya por aprovechar la circunstancia, es la mejor forma de desorbitar los de por sí nefastos resultados de la nueva política económica impuesta por quienes mandan a los gobiernos de Europa.

La macroeconomía se ha comido a la micro y a la macro y lo que queda es un chiringuito. Los bancos, hipócritas, requieren “trabajo fijo” a demandantes de préstamos: el empleo destruido por una reforma hecha para darles libertad de despido. La banca ya no mueve el dinero, no dinamiza, es un chiringuito, destino de prebendas detraídas a los mismos a quienes se niega el crédito, tras beneficiarse de esa ley laboral con que rentabilizar la concentración. Pero cuanto mayor es el chiringuito, peor funciona. Peor, todavía peor, es seguir sus dictados. Exagerar el problema económico por quienes menos lo sufren; aprovecharse de los más perjudicados, con los nulos escrúpulos de especuladores y banqueros; el miedo a invertir; la negativa a mover el dinero existente -aunque sea poco- sólo puede llevar aaumentar la miseria. Los grandes lo saben, se alimentan de miseria. El resto sólo puede aspirar a formar parte de ella. Lo están fomentando muchos que presumen su desacuerdo.

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