Sevilla no sale de la Lista del Patrimonio Mundial. Menos mal. Pero no se hagan ilusiones los seguidores del símbolo fálico: la decisión de la Unesco lejos, muy lejos de apoyar ese gigantismo junto a Triana, se ha limitado a aceptar que “no perjudica expresamente a la zona Patrimonio Mundial”. Lo que tiene otra consecuencia, a ver si alguno de los listos admiradores del símbolo a quienes no les importó la posibilidad de salir de la Lista, se preocupa por buscarle respuesta: ¿Qué dirá la Unesco el día que se pida la ampliación del perímetro Patrimonio a la zona noble del Casco Histórico Norte? Ya; estamos lejos aún de poderpedirles responsabilidades. Kilómetros cuadrados de faz endurecida desprecian lecciones históricas por pretéritas; el mismo desprecio dedican al futuro, cuando la lógica del análisis no favorece su preferencia o su interés personal.
Sevilla no se cae de la Lista, menos mal. Lo que no disminuye los incumplimientos del Alcalde, ni el capricho megalómano de Pulido, ni el interés crematístico de Manzanares; ni el falso progresismo de quienes se empeñan en confundir destrucción con modernidad y altura con progreso. Entre tanto a Zoido sólo le preocupa dónde construir más rascacielos. Por lo visto, con más de cien mil viviendas nuevas vacías en la ciudad y su entorno inmediato, lo que nos va a salvar (?) es la construcción de unos cuantos edificios salpicados en el entramado urbano de la zona Norte y Noreste. Ni siquiera un mini-Manhattan.
Sevilla sigue en la Lista, pero no es la lista. Lista es La Caixa. Se colocó la primera, trabajando como un banco -dicen- cuando las cajas se dedicaban a captar el mini-ahorro. Ahora, la liquidez de Cajasol y Caja Navarra, con el apoyo de las de Burgos y Canarias, permiten a la Caja de Ahorros y Pensiones de Barcelona, subsistir sin ayudas públicas, pues le aportan saneamiento y solvencia. Y Sevilla pierde la sede de Banca Cívica, fagocitada por la lista que no es la del Patrimonio.¡Y tanto que no es de Patrimonio! Pero eso no preocupa al Alcalde. Patrimonio el de La Caixa, obtenido cada vez más en Andalucía, para ingresar impuestos en Barcelona, desde dónde -para que- las autoridades catalanas puedan reclamar más ingresos. Total: mucho símbolo fálico para vender la primogenitura de B.C. por el plato -a ver si llega a tapita- de lentejas, de un puesto en la mesa de Caixakank. Claro que no va a necesitar ayudas, Andalucía salva a Cataluña, una vez más, para que las ayudas puedan ir a Madrid. Íntegramente. Pobrecitos, también hay que cuidar las cajas del PP, no vayan a suspendernos.
Pues suspendidos ya estamos. La Junta quería una sola caja en Andalucía, para engrandecer Málaga. Y lo han hecho. Si no por fusión, por obsesión. Era su obsesión, la de Braulio Medel y Mandatela. La de Chaves, solícito obedecedor, y su heredero, el madrileño Griñán. Al final no se ha hecho por fusión, sino por exclusión, pues sólo queda una caja andaluza, al excluirse a las dos rebeldes: Cajasur, entregada al capital vasco y Cajasol, la que podía haber hecho sombra a la favorecida, cuyos recursos se han puesto en manos del catalán.
Así se “hace patria”. ¿Ah sí?