Madre mía! El anti Pulitzer de la escribiduría. Hay que poner interés para ser tan rebuscadamente incomprensible. Cela bordaría la respuesta; pero no está bien competir con el maestro, por más que el borderío merece una variada selección de picardías. Porque el comunicado del FMI no sólo lo reboza; tan gigantesco monumento al destrozo semántico continúa incidiendo en lo que viene siendo obsesión desde hace años: reducir drásticamente el número de entidades bancarias; que es mucho más fácil poner de acuerdo a seis que a seiscientas. Aunque luego sean incapaces, pues les faltará fuerza, para oponerse a los oligopolios reforzados con su dadivosa política.
Los 40.000 millones (cuarenta mil más) ó… que –según el FMI- precisan todavía las entidades españolas y justifican la intervención, puede ser sólo el principio, aunque el principio se dio hace años, con otros 30.000 donados por el gobierno “de los otros” y otros, suma... Recuérdese. Recuérdeseque todo empezó porque el BCE exigió de golpe a las entidades bancarias unas provisiones muy superiores a aquellas para las que estaban preparadas, por lo que muchas no pudieron cubrirlas. Luego inventaron las fusiones, el truco de la dimensión “para encarar el futuro”, encarado, pero al revés. Las fusiones han servido para dejar al descubierto agujeros galácticos y arrastrar en ellos a cajas saneadas. Pero han servido para el fin perseguido: han sido la salida para quien llevaba años queriendo comprar cajas de ahorros.
Al final, a ver cuanto nos van a costar: la (des)administración de bancos y cajas; las imprevisiones e imprecisiones del gobierno; los aumentos de provisiones bancarias para obligar a la concentración; la forzada concentración de entidades, el abuso, el egoísmo, la avaricia… No quiero. No quiero, I do not want; je ne veux pas; Ich will nicht. No quiero ser solidario con alguien tan insolidario como las entidades financieras. No quiero colaborar con quien facilita el cierre de empresas. Si se permite la liquidación de quienes crean riqueza ¿por qué hay que capitalizar a quienes la destruyen al acumularla? El sistema está errando y resulta imposible creer en un error fortuito. Máxime, cuando la propia Directora General del Fondo Monetario, en el Diálogo Anual de Líderes en Nueva York y en abierta contradicción con la política del organismo que dirige, hace afirmaciones tan enjundiosas y singulares como: “el Banco Central Europeo debería aflojar las condiciones monetarias”… “Las autoridades políticas tienen que guiar a los mercados con sus acciones, en lugar de permitir que sean los miedos del mercado los que guíen sus políticas”.
¿En qué quedamos? Cada mañana intentan convencernos que debemos adaptar nuestra política “a los mercados”. Pero no se refieren a los de abastos. En definitiva, la pregunta es más profunda:Más de cinco millones de parados y cuarenta mil millones de euros -o tal vez cien mil- más para los bancos ¿Quién manda aquí?