Un respiro. Una bocanada de aire. A veces es necesario pararse a tomar un descanso. Pensar en todo lo que hemos podido experimentar en el día a día. Todo lo que nos llega, queriéndolo o sin querer. Todo lo que tenemos a tan solo un palmo, todo de lo que disfrutamos, todo de lo que aprendemos a ser y que forjan nuestra identidad. Somos una suma de experiencias, tanto negativas como positivas. Experiencias que con el paso de los años vamos adquiriendo, vamos valorando y donde aprendemos a ser. Siendo todo eso que alguna vez soñamos o que sin esperarlo, nos hemos convertido en ello. Porque a veces, aunque queramos y se nos planteen diversos caminos, tenemos que decantarnos por uno. Porque la vida no nos deja caminar por dos senderos de forma simultánea. En algún momento este se bifurca y la opción elegida debe ser la que nosotros queramos o tengamos por seguro que va a ser la mejor. Quién sabe si será la correcta o si nos equivocaremos en la elección. Tanto si erramos como si acertamos, lo importante es tener la capacidad de decidir de forma autónoma, capacidad de superación, capacidad de aceptar las críticas, pero sobre todo y lo más importante la capacidad de vivir en el presente y no en el pasado. De nada vale quedarse con un reproche por no haber escogido el sendero adecuado, porque más adelante, probablemente, esos caminos vuelvan a ponerse a tus pies. Y esta vez sí, tú sabrás qué es lo que tienes que hacer.
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