Parando letras

A ti, abuelo

Tan solo ha pasado un día y cuesta creer que las cosas puedan cambiar tanto de la noche a a mañana. Cuesta creer que después de todo, viene la nada

Publicidad AiPublicidad AiPublicidad Ai

Tan solo ha pasado un día y cuesta creer que las cosas puedan cambiar tanto de la noche a a mañana. Cuesta creer que después de todo, viene la nada. El vacío. El silencio. Cuesta creer que los años se esfumen en un santiamén. En un suspiro. En una bocanada de aire. Todos sabíamos que este día llegaría, pero nunca estás preparado para ello. Nunca te ves lo suficientemente capaz como para afrontar una pérdida. Y no es una pérdida material. Hablo de un ser querido. A fin de cuentas sabemos que la felicidad no nos la va a dar el dinero, sino todas esas personas, esos tesoros que tenemos a nuestro lado y que a veces no damos el valor que merecen. Que cada vez nos encontramos más solos por los golpes de la vida, pero con más ángeles de la guarda que nos acompañan allá a dónde estén. Nunca estamos preparado para ello. Nunca creemos que vaya a llegar, porque siendo egoístas, a todos nos gustaría ser eternos. No perecer en el tiempo. Ni pasar a ser recuerdos. Pero es ley de vida. Nacemos, crecemos, nos reproducimos y morimos. Dejamos paso a nuevas generaciones, a nuevas historias, a nuevas personas, a nuevas salidas. Por eso estas líneas hoy van dedicadas a ti, abuelo. Siempre estarás con nosotros, aunque la vida haya querido que no sigas físicamente. Tu cuerpo ha dicho basta. Pero tú, tú seguirás inundándonos con tu recuerdo. Has sido un excelente padre, marido, abuelo, amigo, un trabajador incansable y un luchador innato. Por eso quiero darte las gracias, allá donde estés. Gracias por regalarnos todos estos años en tu compañía, por tirar ‘palante’ en los momentos de flaqueza, por cuidarnos hasta el último momento, por disfrutar con nosotros, por transmitirme ese amor por la portería... Gracias abuelo.

Envía tu noticia a: participa@andaluciainformacion.es

TE RECOMENDAMOS

ÚNETE A NUESTRO BOLETÍN