Palabras en Libertad

El autobús de Hazte Oír Podemos sale de nuevo

Para ellos es un juego de colorido y notoriedad de bajo coste: vieron el éxito de los colegas de Hazte Oír y decidieron emularlos

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El autobús de Hazte Oír Podemos salió de nuevo, esta vez en forma de Trama. Lo mueven, ahora, los dirigentes de Podemos. Para ellos es un juego de colorido y notoriedad de bajo coste: vieron el éxito de los colegas de Hazte Oír y decidieron emularlos. Un poco de autobús, mucho odio, mucho ruido, mucho escándalo y mucha prensa. Ya no cuela Pablo Iglesias despatarrado en la tertulia de Inda y de Marhuenda. Ya no vende más allá de las cuadrillas del cortijo el twitter de guerrilla: se recuecen en él con la misma salsa. Así que hay que romper barreras.

Podemos es un ejército de asesores de comunicación, la pesadilla de la inteligencia política, capitaneados por uno despedido de Izquierda Unida que juró tragársela con patatas. Y con Garzón. Salen a la calle y nos ponen un autobús en la parada con las caritas de los malos. Mezclan, eso sí, a los malos malísimos con los malos para ellos. Para ellos es malo Cebrián, que manipula El País. No Roures, que manipula sus medios. Él si puede, porque lo hace por la causa.

No sale Kichi en el autobús de Hazte Oír, Podemos Y bien que podría.  Pero está en línea con el amo del calabozo y del mismo modo que él aplaude a los que apalearon a los guardia civiles de Alsasua, el gaditano se lleva a un  concejal de Bildu a pontificar en la cuna del constitucionalismo español. Ahí lo tienen. Le gritan e increpan los vecinos en los plenos porque no tienen el curro que les prometió en campaña, ni las ayudas ni los apoyos que le reprochaban por no darlos a Teófila. Pero tienen el problema vasco para debatir mientras no comen; que coman república decían los impresentables de la CEDA, y va Kichi les pone una bandera para desayunar. Todo folclore.

Sale el autobús de Hazte oír, Podemos para recordarnos que aunque no hacen política en las instituciones, porque allí no logran hacerse oír ellos, están para agitar los ánimos de sus votantes recordándoles que vinieron para hacer ruido, no para pensar y solucionar. Para eso estaban en las plazas del 15M. Allí todos los jóvenes desencantados reivindicaban a Anguita y odiaban a Felipe. Ellos querían las confluencias mientras movían las manitas y soñaban con llegar al parlamento para sacarle la cal a González, negarle el gobierno a Sánchez y dar la mano a la movida postvasca que pega a las novias de los ‘txacurras’.

Como ya no movilizan, mejor mover un autobús. Decía Churchill del laborista Attlee – un gran tipo, por cierto –:“Llega un taxi vacío a Downing Street y se baja Attlee”.  El laborista inglés se bajó del taxi y le ganó las elecciones al soberbio Churchill.  Ahora llega un autobús de Hazte Oír Podemos y no se baja nadie. Ellos no se bajan ni de la moto. Si no, que le pregunten a Espinar.

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