Notas de un lector

Las odas de Sharon Olds

La escenografía vital que guardan estas Odas de Sharon Olds lleva de la mano al lector por la ontología del ser

Publicado: 09/12/2019 ·
18:56
· Actualizado: 09/12/2019 · 18:56
Autor

Jorge de Arco

Escritor, profesor universitario y crítico. Académico de la Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras

Notas de un lector

En el espacio 'Notas de un lector', Jorge de Arco hace reseñas sobre novedades poéticas y narrativas

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     La escenografía vital que guardan estas Odas de Sharon Olds lleva de la mano al lector por la ontología del ser, por el círculo de aquello que transcurre de manera temporal ajeno a cualquier espacio. La naturaleza de su decir está por encima de la comprensión, pues cada palabra nace de un hilo brillante que pule la piel de sus días. Y así, su lengua deambula a través del declive inasible del universo y se hace instinto y cuerpo, música y pretérito: “Me encantaban las cosas que eran nuestras, los guantes rosas,/ pañuelos con una escena rural en una esquina./ Había muchas cosas que no podíamos hacer,/ pero lo que podíamos hacer era algo nuestro”.

     La reciente aparición de “Odas” (Valparaíso. Granada, 2019), permite ahondar en el conocimiento de una poetisa que no comercia con sus versos, que no conoce otra verdad que la de entregar su poesía de manera desnuda y honesta, sin oropeles ni ambages. Sabedora de que su conciencia es una esencia permanente, consolidadade manera inmutable en su niñez, eleva su verbo hasta la autotrascendencia de haber crecido en la indefectibilidad del querer. Por ende, su decir se torna himno donde los contrarios coinciden a un mismo nivel de pasión y de ternura, de tormento y de desdicha, mas sin perder nunca de vista la belleza que esconde cada gesto, cada, articulación, cada color del ser humano: “… añoro al hombre que tengo/ en mente, con cerebro y alma, además/ del órgano que penetra, el hombre/ que aún no he podido encontrar”.

Sharon Olds nació en 1942 y asistió a la Universidad de Stanford para graduarse posteriormente en la de Columbia. Su primer poemario, “Satán dice”, vio la luz en 1980, y la situó entre las poetisas más relevantes de su país. Galardones como el National Book CriticsAward, el Pulitzer o el T.S. Eliot han ido confirmando una voz original y distinta, lúcida y envolvente.

Con rigor y muy buen tino, Elvira Sastre y Juan José Vélez Otero han vertido al castellano este volumen En su jugoso prefacio, el propio Vélez Otero nos da cuenta de las múltiples vicisitudes que han marcado el acontecer de la autora norteamericana, además de exponer su temática más recurrente: “la liberación femenina, el canto al erotismo, la opresión política, el abuso familiar, el candor sexual….”. Y ya al hilo de esta entrega, añade: “Sharon Olds celebra entidades, asuntos y conceptos tan dispares como un glande, un rincón, un poeta, un himen, una mamada, una excursión, una vagina, una sangre menstrual, un cuello marchito, un amigo, un tampón, un condón, un clítoris, un pino, una fidelidad rota, o la linterna de su madre”.

     Al margen de que algunas de estas odas puedan resultar provocativas, malsonantes, sugeridoras o certeras, el discurso de la escritora estadounidense pareciera aunar su biografía y su tragedia, su huida y su aprendizaje. Y desde ese ámbito en donde el clamor de los años puede cegar la voluntad de cualquier destino, Sharon Oldsderrama las deshoras que reviven los relojes de su insomnio, las manecillas nocturnas que socavan, al cabo, el fulgor de su lírica: “En mis sueños no hay bondad, ni mía ni de nadie (…) Ahora soy materia, y voy a ser amable con ella”.

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