Notas de un lector

Halloween entre risas

A lo largo de la historia de la Literatura Infantil y Juvenil se han sucedido los autores que han dedicado al Día de los Muertos muy diferentes historias

Publicado: 07/11/2018 ·
09:25
· Actualizado: 07/11/2018 · 09:25
Autor

Jorge de Arco

Escritor, profesor universitario y crítico. Académico de la Real Academia de San Dionisio de Ciencias, Artes y Letras

Notas de un lector

En el espacio 'Notas de un lector', Jorge de Arco hace reseñas sobre novedades poéticas y narrativas

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La habitual celebración de Halloween ha ido calando hondo en nuestro país en los últimos años. Son muchas las fiestas, veladas, reuniones… que se realizan al hilo de esta Víspera de todos los Santos -también llamado Noche de Brujas-.

Sabido es que en lugares como Estados Unidos, Gran Bretaña o Canadá la tradición está arraigada desde hace siglos. Europa la ha adoptado y adaptado de manera más reciente y, en estas fechas, se hace costumbre ver a grandes y pequeños preparar sus trajes, disfraces y máscaras…, aderezados por ese inconfundible cromatismo del naranja y el negro.

     A lo largo de la historia de la Literatura Infantil y Juvenil se han sucedido los autores que han dedicado a esta madrugada del Día de los Muertos muy diferentes historias. En la actualidad, es también amplia la recepción temática de Halloween, y son muy diversas la ediciones y reediciones que lo conmemoran. Valga recordar títulos como “Una pesadilla en mi armario” de Mercer Mayer, “Croc, croc, en la escuela de los esqueletitos”, de StéphaneLevallois, “El horror de Dunwich” de Lovecraft, “Los pequeños macabros” de Edward Gorey o los “Cuentos populares de la madre muerte”, una sugerente compilación realizada por Ana Cristina Herreros.

     Y al hilo de lo comentado, ve la luz “¡Qué risa de huesos!” (Kalandraka. Pontevedra, 2018). El texto y las ilustraciones son de Janet Hall (Yorkshire, Inglaterra, 1944 - 1994) y Allan Ahlberg (Croydon, Inglaterra, 1938). Ambos crearon cerca de cuarenta libros infantiles escritos por él e ilustrados por ella -esta última recibió dos veces la Medalla “Kate Greenaway”-. Son millones los ejemplares vendidos desde que publicasen sus primeros trabajos en 1976. Allan ha producido más de 150 obras, algunas ilustradas por la hija de ambos, Jessica Ahlberg.

En esta risa de huesos, los esqueletos de un hombre, un niño y un perro salen una noche a pasear y a asustar a la gente. Mas los protagonistas son demasiado divertidos y amables para provocar miedo en la sombría ciudad que está en lo alto de una colina. En verdad, lo que más les apetece es pasarlo bien y, por eso, se cuelan en un parque para montarse en los columpios. Lo malo vendrá después: “el esqueleto del chucho corrió tras un palo, saltó sobre un banco y se dio un trompazo contra el árbol”. Hecho pedazos, el pobre can tendrá que esperar a ser “reconstruido” y el lío será monumental porque gran esqueleto y pequeño esqueleto “confundieron todos los huesos”. Y de tal confusión, los lectores podrán seguir gozando y riendo hasta el final del relato.

Una de las virtudes del volumen radica en sus dibujos plenos de contrastes, los cuales a modo de viñetas facilitan la lectura. Además, la reiteración en las fórmulas narrativas (“En la oscura, oscura calle, había una oscura, oscura casa, había una oscura, oscura escalera. Bajo la oscura, oscura escalera…”), el suspense y el embrollo que rodea a los personajes y el melódico fluir que envuelve el conjunto, potencian y diversifican las múltiples opciones que derivan del texto.

     En suma, una grata lectura que asegura diversión y complicidad para celebrar un Halloween risueño y ensoñador.

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