Notas de un lector

Retos poéticos

Los poemas de este libro forman parte de los trabajos presentados en los juegos poéticos del Grupo de Facebook Liga de Blogs

Llega a mis manos un curioso libro con la tinta aún caliente, editado en Madrid, en esta primavera que se extingue, con el rótulo de “Retos poéticos”; volumen que ronda las 300 páginas y que coordina y prologa Ana Vizcarrondo Sabater.
Me permito transcribir las palabras iniciales de la prologuista, que resumen y explican su porqué: “Los poemas de este libro forman parte de los trabajos presentados en los juegos poéticos del Grupo de Facebook Liga de Blogs. Han sido seleccionados entre cientos de poesías con la intención de constituir una muestra del trabajo continuo y exigente que viene desarrollándose en esta aula virtual de la red durante los últimos cuatro años”.

     “Aula virtual”, pues, taller de poesía, en donde con vocación y entrega, poetas muy diversos se someten (en un “juego” que, al cabo, es aprendizaje y perfeccionamiento) a unas propuestas poéticas, que llevan en sí un cordial desafío temático, métrico, rítmico, cuyos resultados luego se comentan y juzgan por sus mismos hacedores.

     La existencia de estos grupos o talleres tiene vigencia en nuestro país, y pienso que, afrontados con rigor, son positivos, y elevan el nivel de nuestra poesía en aquellos estamentos que sobre todo encierran, porque lo precisan, una intención formativa.Tal entiendo es el caso de esta Liga de Blogs, camino ya de su primer lustro de labor tenaz, y dado el nivel lírico que esta antología ofrece.

     Para conformarla se han elegido diez “retos”, en cada uno de los cuales se propone un qué y un cómo; “La dama del armiño” (soneto heroico); Costumbrismo chic (soneto dodecasílabo); “Ubi sunt” (soneto blanco); “Verdad o mentira” (romance heroico); “Sutileza poética” (soneto melódico); “poemas sin y con letra e” (soneto); “El último viaje” (romance); “Glosa a Bécquer” (romance endecha); “Los paraguas” (lira); “El último viaje” (romance); “El amor” (espinela + tercetillo).
Son veintidós los poetas participantes, a los que se suma la coordinadora; hay doce españoles, y los restantes proceden de EE.UU., Colombia, Costa Rica, México, Argentina y Venezuela.

     No es propósito de estas líneas dar razón de los poetas más significados, sino de revelar un proyecto que, al prolongarse en el tiempo, se afianza y se torna tan fructífero como fruitivo.Pero elijo un par de ejemplos del buen hacer del grupo.
Estos dodecasílabos de la española Concha Ortega: “¡Qué dulce tibieza! La luz agoniza/ en esta penumbra secreta y callada./ ¡Cómo calla el patio y la perfumada rosa que, fragante, su aroma desliza”.
Y los versos de la costarricense Mandy Mosén bajo la lluvia: “Un placido tormento,/ un imperio de gotas y alborozo,/ se enreda contra el viento,/ forma un celeste gozo”.

    En su ensayo “Aprendizaje común”, el filósofo suizo Hans Grapp, dejó anotado: “El trabajo colectivo dignifica el quehacer de cada individuo y lo sitúa en una esfera solidaria y de mayor alcance comunicativo”.

     Al hilo de este lírico florilegio, suscribo las palabras de Grapp, y celebro el placer creador de toda poesía que se deja nacer del corazón.

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