El pasado mes de enero, la colección “Las tres edades”, de la editorial Siruela, cumplió 25 años de existencia. En este tiempo, han visto la luz más de 250 títulos, y, sin duda, se ha convertido por méritos propios en uno de los referentes más fiables dentro de la literatura infantil y juvenil de nuestro país.
Al hilo de la citada efeméride, la editora Michi Strausfeld afirmaba que una de las metas de la citada colección es “acercar los cuentos a los niños de todo el mundo porque solamente rompiendo barreras del conocimiento uno llega a ser tolerante y respetuoso”, Y añadía: “Todos los mundos caben en un libro y un libro cabe en un bolsillo, por lo que llevar siempre uno es algo sensato”
Para celebrar una fecha tan señalada, se editaba, a su vez, “Los mejores amigos”, de Jostein Gaarder, un bellísimo volumen en el que el autor noruego reflexiona sobre la identidad del ser humano y el universo que le rodea.
Jostein Gaarder, que alcanzase reconocimiento mundial en la década de los 90 con la publicación de “El mundo de Sofía” (traducido a 63 idiomas y con 30 millones de copias vendidas en todo el mundo), estuvo en España presentando su citado nuevo volumen, 'Los mejores amigos', con el deseo de contagiar la lectura a los más pequeños. Durante su estancia, incidió en la imperiosa necesidad de inculcar el hábito lector desde la infancia y habló de las buenas costumbres que al respecto de este tema se tienen en su país: “En Noruega forma parte de la cultura nacional terminar el día con un cuento; cada noche, después de cepillarse los dientes, se lee y no hay otra opción”.
Defensor acérrimo de la enseñanza y aprendizaje de la Filosofía en algún momento de la educación adolescente, Gaarder ha querido exaltar en “Los mejores amigos”, la importancia de la amistad y la trascendencia del conocimiento del bien como óptima culminación de todo saber. Desde el postulado socrático de que la felicidad depende esencialmente de las virtudes propias o adquiridas del Hombre, el escritor nórdico ha vertebrado un emotivo relato que hacemeditarsobre el sentido de la vida a pequeños y grandes.
Jonatan y su osito de peluche, Anton, comparten una profunda amistad y pasean en bicicleta por la ciudad, viajan en una nave espacial hasta la Luna para jugar al escondite, se van a las profundidades del mar en un submarino para ver tiburones, bancos de peces, caballitos de mar y pulpos gordinflones, o sobrevuelan en un helicóptero el bosque donde descubren a los gamos y los alces…
La historia está narrada desde la perspectiva del osito Anton, quien recuerda al inicio del relato, las palabras que le repite su dueño, en un intento, tal vez, de reivindicar lo importante de vivir intensamente el presente: “Estamos en el mundo. Somos nosotros los que estamos aquí ahora. Antes estuvieron los mamuts y los dinosaurios. Ahora se trata de nosotros”.
Las ilustraciones de Akin Düzakin son un ejemplo de sobriedad y belleza, y retratan y reflejan con precisión la almada ternura que envuelven estas páginas plenas de amor y lealtad.