En el año 2004, traduje para la Revista de Poesía “Piedra del Molino”, un poema de Ben Lerner (Topenka. Kansas, 1979). Aquellos versos, que se enmarcaban bajo el título de “Alidade”, tenían un rotundo final que ahora recuerdo: “En tu memoria/, he perdido mi rumbo./ En tu memoria,/ ni siquiera estuve cerca”.
Por aquel entonces, Ben Lerner aún no había editado su primer poemario, el cual vería precisamente la luz en ese mismo año: “The Lichtenberg Figures” (Copper Canyon Press. Washington) y por el que recibió el prestigioso galardón “HaydenCarruthAwardforEmergingPoets”.
Poco después, reseñé en la revista granadina “Extramuros” aquella entrega y,la saludé anotando que su poesía se movía entre las formas tradicionales e innovadoras, con alternancia de registros cultos y coloquiales, y que su decir alcanzaba momentos de acusada sensibilidad y ácida ironía, de fino humor y extremo criticismo.
No era fácil inscribirle en ninguna de las corrientes líricas norteamericanas del aquel momento, pero lo que sí quedaba claro, era que nos encontrábamos ante un escritor original, ecléctico y de variadísimos registros.
“Poetry has yet to emerge./ The image is no substitute. The image is an anecdote/ in the mouth of a stillborn”, afirmaba Ben Lerner en uno de sus textosmássignificativos.
Licenciado en Ciencias Políticas y Creación Literaria por la Universidad de Brown, Lerner ejerce en la actualidad la docencia en el Brooklyn College de Nueva York.
Al poemario citado, le siguió, en 2006, “Angel of Yaw” y, en 2010, “Mean Free Path”; pero su mayor éxito llegó en 2011, con la publicación de “Leavingthe Atocha Station”, editada en España con el título de “Saliendo de la Estación de Atocha”. Un volumen que tras encandilar a la crítica, lo convirtió en una de las figuras más relevantes de la joven literatura norteamericana.
Coincidiendo con la edición de su segunda novela, “10:04”, el diario “El País”, ofrecía el pasado mes de marzo una amplia entrevista en la que Ben Lerner confesaba: “La poesía está muy relacionada con el fracaso. Hay un cierto mérito en escribir un poema tan malo que te permite intuir cómo sería el opuesto”.
Tal vez, contradiciendo sus propias palabras, se edita ahora, “Elegías Doppler” (kriller 71 ediciones. Madrid, 2015), una antología poética bilingüe, que reúne muestras de los tres volúmenes mencionados -además de seis poemas inéditos-.
El bonaerense Ezequiel Zaidenwerg ha traducido y seleccionado los textos y ofrece detallada cuenta del quehacer del poeta estadounidense en un prefacio del que extraigo estas reveladoras palabras: “Lerner construye sus poemas con restos y remedos del discurso académico, científico y de la crítica de arte para, al despojarlos de su férrea autorreferencialidad institucionalizada, devolverles una relación con el lenguaje y la experiencia común”.
Una compilación, en suma, que acerca al lector de habla hispanala obra de este autor norteamericano: “Quiero cantar sobre la actividad sísmica en lo profundo de la tierra/ y sobre la destrucción de la tierra con fines de lucros/ con una voz a la que la máquina le haya extraído su particularidad./ Quiero la recuperación de mi voz, un reajuste de su dominio de/ frecuencia, que se escuche cuando me llamen a cantar”. Tal es su meta.