Bajo el título de “Felipe Benítez Reyes, la literatura como caleidoscopio” (Visor. Madrid, 2014), ve la luz unaextensa compilación de estudios sobre la obra del autor roteño(1960).
La edición, que ha estado a cargo del profesor José Jurado Morales, tuvo su punto de arranque en el Seminario de Literatura Actual que se celebró en la Universidad de Cádiz (UCA), en noviembre de 2013. El propio Jurado Morales, aclara en su prefacio, que de la amplia producción poética y narrativa de Benítez Reyes pretende dar cuenta este volumen: “Cuando ha alcanzado los cincuenta y tantos años y una carrera literaria de más de tres décadas, parece el momento oportuno de analizar el conjunto de su obra para recapacitar sobre una trayectoria no cerrada aún, pero sí muy madura, releer algunos de sus libros más sobresalientes con el fin de destacar la singularidad de los mismos y establecer el aporte de su escritura a la literatura española en la democracia”.
Desde tales loables propósitos, nace pues, este conjunto ameno y completísimo, que se divide en tres apartados: “De la figuración del paraíso al espejismo de la identidad”, “Sujeto, personaje y suplantación” y “La construcción narrativa y los ámbitos de la ficción”; además, el mismo Benítez Reyes, incorpora en “Suposiciones en tres tiempos”, un trío de ensayos escritos en 1988, 2000 y 2006, que dan cuenta de sus hondas reflexiones literarias.
Un total de veintitrés autores -editor incluido-, se aúnan en esta entrega, para ofrecer su personal visión sobre el quehacer del vate gaditano. Aun siendo la nómina extensa, es de justicia citar aquí sus nombres: Mariana Bianchi, José Andújar Almansa, Luis BaguéQuílez, María Payeras Grau, Pedro A. González Moreno, Araceli Iravedra, Miguel Soler Gallo, Inmaculada Moreno, María Teresa Navarrete, Juan José Téllez, Javier Letrán, Antonio Jiménez Millán, Luis García Montero, Luis Martín Estudillo, Álvaro Salvador, Carlos Marzal, Olga Rendón, Juan Bonilla, Andrés Neuman, Ana Sofía Pérez-Bustamante, Pepa Merlo y Laura Scarano.
He seguido muy de cerca, y desde hace años, el hacer de Felipe Benítez Reyes y siempre he creído que su apuesta ha sido veraz y totalizadora. Su amplitud temática, su cántico melancólico y su verbo luminoso, han idoañadiendo asu obra serena autenticidad. Para él, hay un punto de partida en un poema: “la nostalgia inconcreta de uno mismo”, y desde esa incertidumbre crecen también muchos de sus textos, que se asientan sobre tres esquinas del alma: “…la noche/ el sufrimiento y la memoria”. Porque sus miedos son también protagonistas de sus diversas entregas, en las que una veta de fugacidad existencial, un halo de nocturnidad y un dolor lacerante que “ruge en sus soledades silencioso”, se cuelan por entre las íntimas páginasde un escritor versátil y versado.
Sabedor de que el creador no puede vivir ajeno al inquietante acontecer que le circunda, Benítez Reyes ha sabido pasear su mirada por su conciencia interior y ha sabido detenerse, después, para extraer de ella su íntima batalla frente a las letras. En sus poemarios, sus novelas, sus relatos, sus artículos, sus ensayos, sus traducciones, queda prueba de ello.
En este espléndido caleidoscopio, que con tanto mimo y empeño ha alentado José Jurado Morales, encontrará, pues, el lector, la cómplice realidad de un escritor muy recomendable.