Cuatro poemarios avalan ya la sólida trayectoria literaria de Ignacio Arrabal (1973). Sus dos últimos títulos, “Los sueños intactos” (2007) y “La luz inversa” (2011) fueron reconocidos con los premios “Ángaro” y “Paul Beckett” respectivamente. Además de su labor como crítico y de sus apariciones diversas en revistas y antologías poéticas, el autor sanluqueño acaba de abordar por vez primera el género narrativo, con la publicación de “Las vidas invisibles” (Editorial Seeler, 2014).
Siete relatos integran este volumen: ‘El laberinto de la conciencia’, ‘Viajar al sur’, ‘Estamos llegando’, ‘El gran Simón’, ‘Monólogo interior’, ‘Noches frías’ y ‘Una alegría elaborada’. En todos ellos, respira un hálito de trágicos latidos, una trama de tensa supervivencia, un aroma desconsolador, desesperanzado, al hilo de un puñado de personajes que rozan, acarician y abrazan la muerte. Con estos mimbres, Ignacio Arrabal tiene la virtud de convertir sus argumentos en una hilera de múltiples posibilidades, a lo que suma una certera amplitud de voces narrativas. Y lo hace, con un generoso esfuerzo verbal, con un riguroso mimo a la hora de combinar la realidad con una somera ficción que convierten su decir en eficaz y convincente.
Tiempo atrás, el escritor coruñés José María Merino –uno de los cuentistas más destacados del panorama de las letras españolas actuales- confesaba que “un buen cuento necesita envolver su mundo en una luz peculiar, dotar a sus personajes de dones, actitudes o peripecias singulares y conseguir tal interés en la trama que el lector se sienta empujado insoslayablemente hasta el final”.
Tras la pausada lectura de los relatos de Ignacio Arrabal, he recordado estas palabras, pues todas esas premisas se cumplen a lo largo y ancho del conjunto. Complicidad, credibilidad y autenticidad, serían también sustantivos claves para definir este mapa de variados sentimientos, susdiferentes y sugerentes paisajes, ylos ensoñadores mundos que salen de la pluma del autor gaditano, quien alcanza muy buena nota en este su bautismo narrativo.
Mención destacada, merece el prefacio del escritor sevillano Enrique Barrero Rodríguez. Con un medido análisis, ha sabido adentrarse en cada una de la siete historias aquí reunidas, y dar cuenta de los aspectos más destacados que acompañan su discurrir. ‘Las vidas invisibles’ –afirma el prologuista- es un fluido pulso con la prosa suelta y siempre resuelta de un imaginario impredecible donde la exteriorización de la intimidad de personajes desgarrados e incluso desgarbados marcan el denominador común de un telón de fondo atrayente, sugestivo, envolvente. Arrabal economiza de eficaz manera la intensidad argumental de la ficción y (…) el lector se sumerge en el fluido zambullido de unas descripciones tan atractivas como equilibradamente imaginativas”.
Al cabo, una summaplena de alicientes, donde la cotidianeidad y la ensoñación -apuntado queda- convierten estas paginas en un universo lleno de aventuras, emociones y vidas visiblemente invisibles. Tamizado todo ello, a su vez, por la certidumbrede la propia literatura y, a fin de cuentas, de la palabra. La palabra de un poeta que ha sabido impregnar sus textos de verdad.
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