El nombre de Boris Vian asalta de forma imborrable mis mejores recuerdos de juvenil lector. Su forma de entender los placeres de la vida, de expresar su inquietud por la rutina, de llenar su acontecer con una mezcla de nostalgia y deseo, me hicieron amar sus libros y admirar su fe y su figura.
Su impronta sigue vigente y además de seguir deleitando a los nuevos y antiguos lectores con novelas tan sugerentes como “Escupiré sobre vuestra tumba”,“La espuma de los días”, “El otoño en Pekín”, “El arrancacorazones”, “La hierba roja”…, con relatos tan inolvidables como“El lobo hombre”, “La niebla”…, en la última décadahan visto la luz en castellano tres volúmenes de poesía:“No quisiera morir” (2003), “Barnum´sDigest” y “Cantinelas en jalea” (2006).
Ahora, la editorial Impedimenta, publica “Piscina Molitor” (Madrid, 2013), que bajo el subtítulo de “La vida swing de Boris Vian”, biografía a modo de cómic la intensa y emocionante vida del genial francés. Los ilustradores galos, Christian Cailleaux yHervéBourhis, responsables de este espléndido álbum, han dibujado con maestría las claves artísticas y vitales de Vian y han sabido trazar con originalidad el acontecer de un hombre multifacético y de salvaje corazón.
Nacidoen Ville-d´Avray en 1920, Vian escribió media docena de novelas, tres óperas, más de cuatrocientas canciones; tocó en orquestas de jazz, intervino en películas, fue director artístico de dos sellos discográficos… y todo este bagaje, y más, en tan sólo treinta y nueve años. (En 2006, la editorial Fayard concluyó la edición de sus OeuvresComplètes, que constan de quince tomos).
Su repentina muerte -acaecida el día 23 de junio de 1959,durante el pase privado de la adaptación al cine de su controvertida y polémica novela “Escupiré sobre vuestra tumba”, la cual le costó una fuerte multa por atentar contra las buenas costumbres- ha ayudado, en cierta manera, a acrecentar sunotable legado.
El relato de esta atractiva novela gráfica, se inicia en la citada fecha citada, en la piscina Molitor, adonde el escritor galo acudía con frecuencia, pues consideraba que bucear era bueno para superar una severa dolencia cardiaca que padecía desde su infancia.Sin embargo, su cotidianeidad no fue nunca tan serena como los médicos le aconsejaron; por el contrario, se dejó ganar por la vida nocturna, por su pasión por el jazz, por las fiestas y los clubes donde iba granjeándose su merecida fama y adoptó una actitud rebelde, en ocasiones, casi marginal. Coetáneo y compañero de Raymond Queneau, Jean-Paul Sartre, Simone de Beauvoir…, exprimió su alma y su conciencia en favor de una realidad novedosa y personalísima: ““Quiero un vida en forma de espina/ en un plato azul/ (…) Quiero una vida en forma de ti/ Y la tengo, pero aún no me basta/ No estoy nunca contento”, dejó escrito en uno de sus poemas recogidos en “No quisiera morir”, y editado póstumamente, en 1962,por Jean Jacques Pauvert.
Mas no morirá, no, nunca, su excelente literatura, subversiva, provocadora, única. Ni su espíritu irónico, inconformista, corazonador, que ahora memora y homenajea este delicioso cómic.