Insectalia

Publicado: 20/05/2013
Esta original entrega, trata -como apunta el propio autor- de un metafórico reino de civilizaciones de insectos, cuya organización se desmorona debido a la corrupción que trata de adueñarse de todo el orden establecido
A lo largo de esta semana, han llamado poderosamente la atención, las últimas recomendaciones dadas por la FAO (Agencia para la Alimentación y la Agricultura de la ONU). Desde el citado estamento, se aconseja “comer insectos como una forma de combatir el hambre”. Se trata de una opción sugestiva, ante un problema inminente, pues en 2050 habrá 2.000 millones de personas más en el mundo. Tras llevar al borde de la extinción a la mayoría de los cuadrúpedos salvajes, sobrepescar los mares y amenazar con desertificar las selvas y otros espacios naturales, las algas y los insectos son las últimas ideas que se están manejando para erradicar el problema de la hambruna al que se enfrenta una parte de la población mundial en este siglo.
Eduardo Rojas, director forestal de la FAO, no ha dudado en señalar que los insectos son “nutritivos, baratos y ecológicos” y que “si comemos caracoles -aunque se trate de moluscos-, por qué no vamos a comer saltamontes”.

Y el relato de cuanto antecede, ha coincidido en tiempo y espacio, con la amena lectura de “Insectalia” (Ediciones Hontanar, 2012), la primera novela de Manuel Ángel Morales Escudero (Ponferrada, León).
Este berciano del 68, alterna su tarea docente y política con la literaria, y tiene en su haber dos libros de poemas, uno de relatos, además de cultivar el género teatral y el periodístico.

     Esta original entrega, trata -como apunta el propio autor- de un metafórico reino de civilizaciones de insectos, cuya organización se desmorona debido a la corrupción que trata de adueñarse de todo el orden establecido. Tras la caída de Dorylus -el imperio de las hormigas nigricans-, Insectalia quedará dividido en diecisiete mandarinazgos, todos ellos fieles a la corrupta República administrada por dos partidos hegemónicos de pulgas y cardadores.
A partir de entonces, las intrigas, las amenazas, el rencor, la codicia, la solidaridad, el miedo, la dicha los deseos de paz, de justicia y de venganza…, serán parte de la tensa trama argumental que Manuel Ángel Morales irá tensando. A través de una prosa fluida y muy bien modulada, el lector afrontará un singular viaje por el mundo de los animales más pequeños.

     Esta novela fabulada -o esta fábula novelada-, tiene tras de sí una ineludible moraleja, más satírica que humorística, y que se refiere al complejo y embarrado ámbito político que padecemos en la actualidad.
Su lectura me ha traído a la memoria los dos excelentes relatos que a modo de fábula dejase escritos Augusto Monterroso. En sus “Monólogo del bien” y “Monólogo del Mal”, planteaba una dicotomía semejante a la que acontece en el reino de Insectalia, pues como afirmaba el autor guatemalteco “las coas no tan simples como creen algunos niños y la mayoría de los adultos”. Desde esa tesitura, ha emprendido Manuel Ángel Morales su aventura narrativa, pues este “país imaginario, enclavado en un valle profundo y recóndito, un lugar que no tiene nada que ver, por supuesto, con la realidad”, encierra, sí, mucho de verdadera fantasía, de imaginativa autenticidad, de maliciosa bondad, de feliz engaño.

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