Faktoría K, de Kalandraka editores, da a la luz el libro que obtuvo el IV Premio Internacional de Poesía para niños “Ciudad de Orihuela”: “Palabras para armar tu canto”, de Ramón Suárez, mexicano de 1950 con una larga trayectoria en este campo de la literatura infantil.
En efecto, Suárez, profesor de Lengua y Literatura españolas, es autor de “Poemas para los más pequeños”, “La fauna del Platón y otros poemas” y “Una reportera para las palabras”, así como de un libro-CD de poemas musicalizados, por los cuales -y por otras actividades suyas- ha recibido premios relevantes en su país, entre ellos el Nacional Miscaltia para promotores de la cultura infantil.
El libro que me ocupa, distinguido en España, está dividido en tres partes: “Arrullos”, -estribillos para mecer el sueño: (“A este niño inquieto/ lo cubre el pañal/ de pies a cabeza,/ pétalos de sal”) -, “Enredaletras” -trabalenguas y juegos de palabras: (“Zumba, zumba que zumba,/ zumba, zumba en la fiesta/ música de la orquesta:/ chachachá, mambo, rumba”.) - y “Letras para cantar” -donde se pone de relieve su devoción musical: (“Cómo te digo,/ desde qué barco de papel/ -gira en mi sangre un carrusel-/ que quiero ser tu amigo…/ no hay cupo en mi cuaderno/ para más corazones./ Le pregunté al espejo/ y dijo que el infierno/ son estas vacaciones/ porque estás lejos”)-.
En suma, un conjunto grato y vario, sugestivo y ameno. (No puedo ocultar mi sorpresa, ante la manifestación del jurado, una de cuyas razones para elegir este poemario entre los 174 concursantes, ha sido su “riqueza léxica, el exotismo de palabras” como estero o alhucema, que yo he oído y utilizado desde niño en mi rincón gaditano).
El volumen, editado con el peculiar buen gusto de Kalandraka, ha sido ilustrado muy certeramente por Cecilia Rébora, mexicana también, que ha estudiado en su país y en Barcelona, y que obtuvo el pasado año el II Catálogo Iberoamericano de Ilustración.
En el mismo sello, pero dentro de la colección “Libros para soñar”, aparece “Letras en los cordones”, un libro lleno de cálido humanismo y apoyado en unas imágenes ocres con aroma a memoria.
La autora del relato, Cristina Falcón Maldonado es una venezolana nacida en 1963, que, además de su tarea docente impartiendo talleres de animación a la lectura y campañas de educación y escolarización, es poeta y narradora.
En esta ocasión, cuenta el vivir de una familia numerosa, en la que la hija mayor, Flor, asume junto a su abuela, la compleja labor de cuidar de sus otros seis hermanos. Sin embargo, el amor de Flor por la escuela, por el mágico mundo de las letras y la lectura, la sostienen y la animan a seguir adelante y a soñar con ser maestra en un futuro no muy lejano. Las visitas dominicales de la madre (“Nos gusta dejar que mamá se acueste en el medio para que a todos nos toque un pedacito a su lado y que nadie pelee por la envidia de los besos”), y el amor ungido y urgente que profesa a los pequeños y pequeñas, ponen las gotas de ternura y belleza al conjunto de la narración.
La italiana Marina Marcolin completa, con sus delicadas estampas, un álbum sinceramente recomendable.