La saga literaria de los Murciano, Antonio y Carlos, prolongada en los hijos de este último -los seis han publicado libros y/o poemas, aunque algunos de ellos bajo riguroso pseudónimo-, tiene un tercer protagonista, un tercer hombre que se ha mantenido desde un principio en segundo plano, pero sin renunciar nunca del todo a su vocación literaria.
Hablo de Ramón Murciano, hermano menor de los dos poetas arcenses, buen hacedor del verso, y dominador como corresponde a su estirpe, de esa forma clave que es el soneto. (El último por él publicado puede leerse en el nº 6 de “Piedra del Molino”, bajo el título de “A la deriva”).
Mas es ahora cuando toma sitio de manera decidida en el panorama de las letras: decidida y singular, pues lo que alumbra es una voluminosa novela que ronda las 600 páginas, pero, atención, escrita directamente en inglés. Sus muchos años de trabajo en empresas extranjeras, le han convertido en un autor bilingüe, conocedor a fondo de ese otro idioma en el que ha querido estrenarse como narrador.
Hay una razón justificativa -si justificación requiriera- de su elección: el contacto con una intermediaria norteamericana, que se brindó a llevar a cabo los trámites necesarios para publicar la obra en su país, y que por razones de saludo no pudo, llegado el caso, cumplir su promesa. Así pues, la novela se ha publicado en España (Huerga y Fierro. Madrid, 2010), aún a sabiendas de que su difusión será limitada.
“Tycoon” es su título, palabra que en inglés significa “magnate”. Robert Hartman, un honrado magnate neoyorquino de la industria petrolera, se erigirá en eje central de la acción, al ser víctima de un perfecto complot tramado por la mafia internacional, que lo vincula taimadamente con el tráfico de drogas, para desprestigiarlo en los ámbitos social y económico, y adueñarse de su área de influencia comercial. Hartman recurre a un prestigioso abogado e investigador Ralph Norton, quien, a riesgo de su propia vida, logra desentrañar la diabólica operación, cuyo máximo responsable es conocido como “el hombre de Nueva York”.
Se trata, por tanto, de un relato de acción, llevado con sabio ritmo, lo que no deja de admirar en una obra primeriza sin que el adjetivo sea utilizado en este caso con intención peyorativa. Porque el interés crece progresivamente a medida que los acontecimientos se suceden, y el lector se siente atrapado en su peripecia, sin que la abundosa paginación suponga en ningún momento obstáculo a su atención, sino todo lo contrario, como suele ocurrir en las novelas de los maestros del género, tan en la línea de los “best-sellers”.
En fin, un poeta que ha venido celando su obra, y que irrumpe en la novelística con un título revelador, que añade lustre a ese apellido que tanto ha dado a las letras y las artes de Arcos de la Frontera.