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La operación de las Fuerzas Armadas marroquíes ante la amenaza del Frente Polisario

La ocupación y el impedimento de paso establecido por el Frente Polisario han reavivado un conflicto suspendido durante tres décadas

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  • Banderas saharauis en Tifariti, en los territorios liberados del Sáhara Occidental. -

Tres semanas de bloqueo y más de 200 camioneros atrapados en la carretera que une a Mauritania con el Sáhara. La ocupación y el impedimento de paso establecido por el Frente Polisario han reavivado un conflicto suspendido durante tres décadas. Ni los reiterados llamamientos a retirarse del paso de Guerguerat, ni el despliegue de personal adicional de la fuerza de la misión de Naciones Unidas para el Referéndum del Sáhara Occidental (Minurso), han sido suficientes para poner fin al bloqueo establecido por medio centenar de militantes saharauis. Como consecuencia, las Fuerzas Armadas de Marruecos se han desplegado en el sur del sur del Sáhara Occidental, al considerar que los actos de las milicias “socavan cualquier reactivación del proceso político deseado por la comunidad internacional”.

El objetivo: poner fin a las provocaciones del Polisario y sobre todo, restablecer la libre circulación civil y comercial al construir un pasillo de seguridad para garantizar el paso de bienes y de las personas. Ya lo había advertido días atrás el ministro marroquí de Asuntos Exteriores, Nasser Bourita, al decir que Marruecos no negociaría jamás con separatistas, ni establecería vías diplomáticas con los “bandidos”. “Las pandillas que practican provocaciones, no cuentan con ningún tipo de legitimidad internacional y actúan en contraposición al derecho internacional y a las Naciones Unidas”, había afirmado Bourita.

Ahora, las autoridades marroquíes pasaron de la palabra a la acción para condenar los actos del Polisario. Desde el Ministerio de Asuntos Exteriores han explicado que la operación responde a los “verdaderos actos de desestabilización premeditados” documentados en las últimas semanas que han violado los acuerdos militares y representan una amenaza para la sostenibilidad del alto en el fuego. Así mismo, las autoridades marroquíes han asegurado que el ejército no ha entrado en contacto con civiles.

La decisión de Marruecos, según explicaron, estuvo condicionada por la falta de reactividad por parte del Secretario General de la ONU, Antonio Guterres y de la Minurso, a la hora de solucionar el bloqueo. A pesar de haber aumentado su presencia en la zona y de reiterar pedidos, no habrían conseguido que el Frente Polisario se retirara.

Lo que a vistas de Marruecos fue una clara violación de los acuerdos militares, como así también de la orden lanzada por Guterres y de lasresoluciones del Consejo de Seguridad. Es por ello que desde Rabat consideran que el despliegue de fuerzas es la última solución posible para lograr que el Polisario detenga sus acciones desestabilizadoras y abandone la zona de amortiguamiento de Guerguerat. Para conseguirlo, las autoridades marroquíes afirman haber actuado de acuerdo con sus atribuciones y en pleno cumplimiento de las normas internacionales.

Por el contrario, desde el Frente Polisario han pasado de los pedidos y acuerdos de paz y han adoptado una retórica puramente bélica a través de un llamado a “salvaguardar el suelo liberado saharaui del fuego enemigo”. Con firmeza también han anunciado que ha comenzado “la gran guerra de liberación de todo el pueblo”. Lo que ha dejado en claro su desobediencia ante el pedido explícito de la ONU de “actuar con moderación” y tomar medidas para “aliviar cualquier tensión”.

Previo al despliegue de tropas marroquíes, el Polisario había insistido en el peso de la mirada de la comunidad internacional en los acontecimientos en Guerguerat. De hecho, su principal justificación para sostener el bloqueo fue la denuncia por la falta de la concreción de un referendo por parte de la misión de las Naciones Unidas, la Minurso, establecida en la zona en 1991. El bloqueo, visto como un hostigamiento a los miembros de la misión de paz de la ONU, fue establecido precisamente, a modo de protesta para llamar la atención de la comunidad internacional.

Con ese fin, el Polisario desplegó sus milicias días antes de que se concretara la reunión del Consejo de Seguridad de la ONU el 30 de octubre durante la que se decidió renovar el mandato de la Minurso. Lo que sin dudas, reavivó las tensiones, sobre todo, debido al método elegido para llevar a cabo la protesta. Nada más y nada menos que un bloqueo a la única ruta de acceso comercial entre Marruecos y Mauritania. Recordando así a lo ocurrido en agosto de 2017, cuando el Frente Polisario bloqueó la carretera de Guerguerat al desplegar militares en la zona. Lo que hasta el día de hoy era recordado como uno de los momentos de mayor tensión en la zona, ya que supuso una verdadera amenaza al alto el fuego establecido en 1991.

Una vez más, un bloqueo por parte del Frente Polisario vuelve a reactivar las preocupaciones por un posible fin del alto el fuego. La amenaza es real y así lo ha dejado saber el secretario general del Frente Polisario, Brahim Ghali, quien ha anunciado que cualquier irrupción marroquí “abrirá la puerta al estallido de una nueva guerra en la región”. Palabras que reafirman el nivel de amenaza que vienen denunciando las autoridades marroquíes que desde hace semanas alertan sobre los “peligrosos e intolerables actos” de las milicias en la zona.

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