El Consejo de Seguridad de la ONU condenó este viernes el ataque perpetrado esta semana contra un centro de detención de migrantes en Trípoli (Libia), que ha dejado más de medio centenar de muertos, y pidió un alto el fuego entre las partes.
En un comunicado difundido por la misión de Francia, los miembros del máximo órgano de decisiones de Naciones Unidas destacaron "la necesidad de que todas las partes detengan urgentemente la escalada de la situación y se comprometan a un alto el fuego".
El bombardeo, supuestamente perpetrado por las fuerzas del mariscal opositor Jalifa Hafter, ocurrió durante la noche del martes en el centro de detención de la localidad de Tajura, en el que había 600 migrantes y refugiados, y según esta nota son 56 los muertos y 130 los heridos.
Dos bandos luchan por el control de Libia: uno encabezado por Fayez Al Serraj, el presidente del Gobierno apoyado por la ONU y la Unión Europea, que controla Trípoli y algunas zonas del oeste, y otro por el mariscal Hafter, que domina el resto del país y casi todos los recursos petroleros.
El Consejo de Seguridad resaltó que la paz y la estabilidad deben basarse en una "solución política", por lo que instó a las partes a retornar a la mediación, expresó su "apoyo completo" al enviado especial de la ONU para Libia, Ghassan Salame, y además enfatizó los "esfuerzos continuados" de la Unión Africana y la Liga Árabe.
Asimismo, los miembros se mostraron "profundamente preocupados por el empeoramiento de la situación humanitaria", especialmente en los centros de detención bajo responsabilidad del Gobierno libio, y pidieron acceso para las agencias de ayuda.
Por otra parte, reclamaron que se respete el embargo de armas contenido en la resolución 1970, aprobada en 2011, sobre la paz y seguridad en África, por todos los Estados miembros.
Subrayaron "la importancia de la soberanía, independencia e integridad territorial de Libia" y llamaron "a todos los Estados miembros a no intervenir en el conflicto ni tomar medidas que lo puedan exacerbar".
Este órgano de la ONU se había reunido este miércoles de urgencia para analizar la situación de Libia tras el ataque en la noche del 3 de julio a un centro de detención en Trípoli y estaba ultimando el documento consensuado de condena al atentado.
La alta comisionada de la organización para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, indicó entonces que el ataque podría constituir un crimen de guerra y esa idea fue secundada por Salame, pero en la declaración emitida por el Consejo este viernes no se menciona este extremo.
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