El presidente de la Comisión Europea (CE), Jean-Claude Juncker, cree que el candidato del Partido Popular Europeo (PPE), Manfed Weber, debería convertirse en su sucesor por pertenecer a la fuerza más representada, aunque considera igual de válidos a los otros aspirantes.
"Soy, al igual que Manfred Weber, miembro del Partido Popular Europeo, que representa el grupo parlamentario más fuerte. Sería pues lógico que se convirtiera en presidente de la Comisión", dijo en una entrevista que publica hoy el dominical "Bild am Sonntag".
Weber "es capaz de escuchar pacientemente y también tiene el conocimiento suficiente" sobre los diferentes Estados miembros para no correr el riesgo de que se le escapen ciertas cosas, dos de las tres principales cualidades que, según Juncker, debe tener un presidente de la Comisión, además de "poder dormir poco, pero bien".
Al mismo tiempo, se mostró convencido de que la liberal Margarete Vestager, "una comisaria competente", y el candidato de los socialdemócratas y vicepresidente de la CE, Frans Timmermans, también sabrían ponerse al frente de la Comisión Europea.
Recomendó a cualquiera de sus sucesores "reaccionar de forma más enérgica en público cuando la UE es de nuevo difamada injustamente".
En términos generales expresó su deseo de que, de cara al futuro, el trato hacia la UE sea "más respetuoso y afectuoso" en lugar de ser blanco de constantes críticas y de que los países miembros "traten de aprender más los unos sobre los otros".
Con respecto al auge de los populistas en Europa, Juncker señaló que la cuestión ahora es "cómo lidiar" con ellos, para lo cual, dijo, sólo hay una respuesta: "interponerse decididamente en su camino".
Que se conviertan o no en una amenaza para Europa "depende también de nuestra capacidad de resistencia", afirmó.
Al mismo tiempo, subrayó que "hay que diferenciar entre euroescépticos y eurófobos", y aseguró que "un escepticismo sano hacia lo que hace diariamente la UE no está mal".
"En mi caso, al menos una vez al día me convierto en euroescéptico", dijo, y puso como ejemplo que los cinco comisarios que previsiblemente pasarán ahora al Parlamento Europeo vayan a ser sustituidos por cuatro meses hasta que se conforme la nueva Comisión, con el considerable gasto que ello implica para el contribuyente europeo.
Juncker, que se mostró convencido de que el resto de comisarios podrían asumir las tareas de sus colegas salientes por estos cuatro meses, volvió a abogar por reducir el tamaño de la Comisión.
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