Alrededor de las ocho de la tarde de este viernes la Ertzaintza recibió la llamada de una menor indicando que sus padres la maltrataban y que la habían dejado atada a la cama con cadenas durante todo el día.
Acto seguido, una patrulla se personó en el lugar para comprobar los hechos y se encontraron a la joven atada a la cama por los tobillos, con una cadena que le permitía moverse ocho metros aproximadamente.
La menor se encontraba sola e informó de que era la segunda vez que su padre la encadenaba, pero que las agresiones contra ella se producían de forma habitual.
Los agentes cortaron la cadena con una cizalla y pudieron comprobar las marcas que tenía la víctima por todo el cuerpo, fruto de los golpes. Luego, una ambulancia trasladó a la menor a un centro hospitalario.
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